lunes, 16 de agosto de 2010
[Indescriptible Goodbyes]
[Love is not love
jueves, 12 de agosto de 2010
Quiero creerte. En serio.
Quiero creerte noche y día. Lo quiero a la hora de tus labios y a la hora de los mios, cuando sabes perfectamente que te miento, y aun con ello repites dulcemente las mismas palabras que pronuncio. Hablemos: lo sabes. Pero igual ni siquiera tú lo dices. Ya sabes que fui engendrada en palabras y en dolor, y que engendro, amo, vivo en palabras y en dolor. A veces lo mezclo todo y lo vierto en jazz vocal, y eso por las mañanas cansadas lo hace más llevadero. Me hace volver al inicio de mis pies. Entonces observo el mismo camino que he llevado por siglos, y no hay más que las huellas milenarias de una mujer con desesperación desnuda por habitarlo todo. Por eso busco tus manos aun con el hambre de no tocarlas nunca. No sé si me explique. No habría cómo. Soy, además de todo, un ser de absurdos y entre ellos tú, y la vida feliz de los hombres con mujeres y después los hijos y después la muerte. En medio de eso alegría y viajes a la playa. Pero yo no relatarte ni recetarte nada de eso. Tú y yo nada de eso. Tú y yo; unas lecciones de piano y fotografía. La ventana de junto y su respectiva taza de café. Cuando me ducho sucede: vienes. Me seco con la toalla roja, repito varias veces: quiero creerte. Las palabras se disuelven en mi humedad tardía. Es seguro que abres la puerta y decides quedarte. Esa desición yo tomaría, pero siendo muy honestos, no harías nada que yo haría. Pero creerte, incluso seguirte los talones, sonreirte, comprarte un perro adorable. Creerte toda la vida que me construyes en palabras, en el último trago de vodka o con la mirada última de cuando decimos adiós, y a medias. Y nunca.
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