viernes, 26 de septiembre de 2014

Texto primero teorizando sobre mi amor al hombre.


Siempre me pareció algo muy loable y sensato que me quisieran con medida. Poseer cintas o correas, ya fuesen en forma de teléfono, direcciones (electrónicas o no), llaves y departamentos, fechas y aniversarios. Hasta la esclavitud de mis cuadernos: Sí, había –hay- suficiente en ambos, para tapizarlos de besos o mugre. Manchitas de café o salsa de tomate sobre el papel. Barcos de grafiti, los vamos abandonando por doquier en nuestra vida de parias. Contienes fuego en ti, Antonio. Mauricio. Gerardo. Manuel. Es la verdad incompleta que comparto contigo; no hay absolutismo en estas torturas. Tampoco es intercambiar respiraciones profundas dentro del mundo. Todavía en distintas latitudes. Imagino tu llegada y tu venida, nuevamente. Hacerte trizas desde ángulos variados. Quiero decir, es cierto: te gusté  porque sí. Sucede como en las utopías o un puente supuesto a caer.  No nos pertenecemos. Tal vez pudiésemos, si todo volviera como en el eterno retorno; un rehilete riéndose en sí mismo. Repitiéndose. Tragándose desde sus brazos. Hasta el final de los tiempos. Creí encontrar en ti y en tonalidades blancas, como si en la saciedad durmiese la ternura de lo suave. Amor, cariño todo lo que dices inventando palabras estruendosas, tempestades húmedas de colores. Pudiésemos conversar en la perpetuidad tuya, eres multitud; ecos sordos. Aún no descifro tu levedad; la sostuve entre mis manos como un desierto colmado de cruces. En todas yacían esperanzas de abismos engendrados en mi voz. Ojalá me quisieras como te quiero; apenas. En mí condeno la aventura. Me llena la visceralidad de tus actos crueles. No estamos y eso lo sabes. Te espero en la ventana o en el buzón. Aunque todas las citas sean inútiles. Lo es esperarte a ti, y a cualquiera. Voy a crearme amores donde solamente halla automóviles, calles, faroles, camas desordenadas, cenizas, exilios, pero una boca como la tuya; real, dura, de hombre.  



martes, 16 de septiembre de 2014

Texas, baby.

Lo que queda de ti después de la luz, después del destierro acurrucado en nuestro murmullo; es una silueta desvaneciéndose o mimetizándose con el vacío. Quisiera llamarte por tu nombre. Lo hice aquél día, cuando me dejaron sola en casa, y lo habías rogado durante semanas. Si me importara más que las especulaciones. Ahora te has ido como la noche de viernes. Ojalá mi voz te haya penetrado el oído y las entrañas. Así, cuando resuenen tus pasos, me llevarás a cuestas como un eco crudo que se repite temblando desde tus pies; hace nido en tu abdomen, como la ansiedad de sentirse con ganas, y luego regrese a tu cabeza donde repites mi nombre: Ofelia, Ofelia, Ofelia Waltz.  A veces me dejo estar hasta que dueles.  Mis piernas te echan de menos. Desoladas. Pareciera que tu boca ya había engendrado a raíces sus garras. Dejaron la piel marcada, y para siempre. El símbolo de tu perpetuidad en mis gritos es una mancha amarilla. Se resbala por el vestido blanco, aún desconocido por tus dedos. Estás, querido mío, y no estás. Todas las conjugaciones: Estás como tiritando en la nada. No te conozco lo suficiente para extrañarte, y sin embargo. Marco una línea imaginaria en el suelo, como midiendo tu ausencia. Como recordando tus palabras después del sexo: al parecer voy a irme de viaje, Texas, pero intento llamarte. Y como fui lo suficientemente idiota, me reí. Tú te reías igual con el acento que estoy aprendiendo a medias. Estoy acostumbrándome a su violencia. Habituándome a su lascivia. O a su goce. No podría decir que me quieres, y me agrada lo mismo que lo detesto. Era una niña mimada después de ella. Todo amor después de un tiempo, es un vestigio que alguien abandonó una tarde de juegos, por desidia. Por lo que quieras tú. Al día siguiente no supe nada de ti. Tuve miedo. Tanta humedad en una oficina. Sabía la vacuidad de los actos nuestros, pero tú te reías, respirabas, sonreías, iluminabas, mordías, gemías. ¿Qué voy hacer contigo? Te imagino de vuelta a México con la sonrisa partida refutando mis cuestionamientos; Texas baby, era Texas baby.