viernes, 6 de diciembre de 2013

Mientras la ducha


Pensaba en ti con la garganta. Así como podría hacerlo con cualquier parte del cuerpo, y evocarnos colores diferentes. Un género musical brutal, los distintos  grados de las quemaduras. Lo hacía igual que si pienso en mi ex novia, la pienso con las uñas. Una blancura y pulcritud siempre en sus uñas. Qué desgarrador romance tenerlas en mi boca. Tenía esa incómoda situación de sus dedos. Prolongaban una promesa de mordida dactilar. Y al arrancarlas, era una cruda consistencia, la de carne dolida. Era habitar el tacto. De otra manera. Con los dientes. Si pienso en otra persona, podría decir que lo hago con el cabello. Él ama mi cabello. Yo detesto el suyo. Qué horrible manera de llevar esos pelos rígidos como si enfrentase una guerra. Algo o alguien está por caerle sobre la cabeza y aquél necesita ser empalado. Podría continuar a destazarme en cada historia. Vienes a mí con esa idea de llevarte conmigo; introducido, dentro, abducido.  Inevitablemente digerido.  Te pienso con la garganta como si cargara tu sabor, como una asfixia. Un latido. Un corazón. Una daga. La asfixia. […]

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