Me gusta la brevedad de amanecer, pero también la certeza: Rosa cuida de mí. Emma cuida de mí, yo cuido de Romeo, pienso. Y puedo tener esta vida vacía y vagabunda durante la tarde, y la noche y después amanecer.
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A veces puedo pausar las luces naranjas que alumbran las calles. En el reloj las seis y diez minutos y pauso la lámpara frente a la tiendilla. Todavía es necesaria. Un verano no se hace solamente de días soleados. Hay nubes de terror. Hay música suave que tiene el mismo beat que el goteo. Está el color gris. Esponjosidad en las nubes. Esa sombra propia de la melancolía. a veces puedo atrapar la brisa de las seis treinta. a su vez, la brisa atrapa hoja por hoja el pasto de los jardines. Son diminutas fotografías que se imprimen en el pensamiento blanco.
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[Tu debilidad aquí] Ayer te relataba la mañana. Hacer el desayuno, una taza de café. Dorar pan. Freír huevos. Beethoven. Llorar al final de la melodía siempre. Y llovía, temiblemente, llovía el sábado. La habitación seguía desordenada [Yo deseando correr a ti] Tengo una pared blanca al menos. Me permite pensar. Es tranquila. Y de ella también nacen sonidos. Son elegantes y lentos. Me permite hablar. Ser escuchada. Me pide algo de Allen Ginsberg. Pero también congelar ecos multiplicados a distancia.
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Desenfoques
Así que te instalas en el televisor, eliges Half Nelson. Tengo que pensarte, Porque eres todo el aire, y las palabras en medio de él. Todos los cuerpos bonitos y un estéreo color rojo que me imagine la otra noche. Y la cinematografía. La piel blanquísima. Va bien con mi piel morena, claro. Luego vino a mí el pensamiento de la drogadicción. Quisiera saber si consumiste o has consumido alguna vez. Después obviamente viene la música. Algo latino. Cultura popular, César Chávez. El rojo que me viene. La noche que se ha vuelto bastante beatnik y el color amarillo de la pared. Hay que volver como siempre a los vicios. Comprar nuevos libros. Presumir tu vida nueva. Pero cuando termina la noche y se está sola, sola, y no queda más que apagar la luz; lo único que viene es imaginar que alguien te abraza mientras bailas, te toma de la cintura. Entonces, solo entonces, puedes apagar el televisor.