SOBRE SUPONER
- y convencerse-
Por lo demás,
supongo,
me estás buscando.
Me piensas tanto.
Bien aprendí yo a reconocer
estos símbolos.
Las tormentas. El rojo
y asesino color
del atardecer.
Esa ávida necesidad de
libros viejos. Mi cotidiana
mendicidad, y teniéndolo
todo. Era todo: Nada.
Pero no. No ahora.
No lo olvides:
solamente supongo
estos hechos.
Pero parece. Aun no salgo
a la calle para encontrar más rasgos.
Aun no me volteo frente a ellos.
Y las cornisas húmedas
no chorrean su regocijo sobre mí.
Pero lo sé.
Escribo en pequeños
párrafos.
Escribo hojas enteras.
No quiero mostrárselas
a nadie.
No quiero violar su legitimidad
de piano con ojos salvajes.
Quiero solamente decir:
me buscas.
“Está considerándolo”.
Por la noche, la noche anterior,
me acosaban letras de libros negros.
Abandonaba estatuas.
Se desvanecían a mis pies,
pero no recurrir a ningún cuaderno,
ningún instante íntimo.
A nada. No ir. No volver.
Ahora sé de tu emoción.
De tu cándido impulso hacia mí.
Por lo demás, voy a borrarlo todo.
he de infringir todas mis leyes.
Voy a borrarlo todo.
Pero elegí la tinta indeleble
que es de color del mar,
inolvidable.
Ha sido casualidad.
Bien dicen. Bien dicen.
El sol se asoma al final.
De cualquier modo voy a cerrar
ventanas y puertas.
No vaya ser, que me entre un mal aire.
…
Leyendo a Floridor Pérez:
Te conviene un aire espeso.
Humo.
Somnolencia.
Te incube el vacío,
de la historia inconclusa,
un cuaderno muy limpio y blanco.
Habitamos allí.
Existimos sin vernos, ni oírnos.
Ni llamar, inútilmente
a un invierno en marzo
o una época que no vendría jamás.
Por sórdida e implacable.
No vendría nunca más, te digo.
Habríamos de repetir el aire mismo.
Invocar, irrevocablemente al esplendor amarillo.
Solamente así.
[por que a las doce sale el sol. Eso dicen.
Lo veo. Repetiríamos todo. Sería un baile
muy mío. Lo que hago con Isabel aprés midi]
Y te conviene poner atención.
No decir mucho. En realidad callarte.
Si hablas, podrías estropearlo
todo.
…
Leyendo a Miguel Ángel Galván
De ti heredé,
esa conciencia inmune al frío:
La desolación sobre el asfalto.
La inocencia del piso del hogar.
Vaciar habitaciones, desnudarlas.
Arañar ombligos, que nunca tuviste.
Pareciera, en ocasiones, imbécil,
qué sí. Qué sí estuviste.
Por ti no se amó. No se fue.
No se vivió en carne propia la dolencia
del adicto. Se sufrió, como lo hacen los
prisioneros a la hora de caminar a la muerte.
………………Pero por ti adquirí,inmunidad,
…………….soy inmune al egocentrismo y a la
desmedida hipocresía que se come por las noches,
las noches arropadas de pieles doradas,
escurridas de leche agria porque alguien olvidó
beberse la luna de un trago.
Y eso no era simplemente vivirte.
O esclavitud absoluta. O la manía de
siempre buscarte en ninguna parte.
Qué fugaz te ves,
envuelta en hojas de papel mate,
y danzando entre el humo
de cervezas oscuras.
Para ti se escribió un decreto en mi hombro,
y surgió la adicción por mis letras,
aquellas envueltas entre cigarro y licor.
Ya ves, sigo sobre el piso agrietado,
amo cucarachas y cortejo luciérnagas
que no harían más que apagar las noche
y hacerme humilde.
Tan humilde.
Ahora te dejamos aquí.
-Voy a vomitar, voy a tener una resaca sublime.-
Quedan mis piernas y la misma figura deforme.
Vuelvo a mi sencillez. A ser de alguien.
[Y tu heredaste mi longevidad. Y el sonido.]
Mi cuerpo palideciendo dulcemente,
en la entrega total, ser de alguien.
Permanecer. Vivir. Para vivir.
Por siempre buscarle.
……………[Aquí abajo, junto a mi perro, borracha y fatal,
entiendo muy bien a Miguel Ángel...]
1 comentario:
Estos están tremendos!
Bien.
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