jueves, 14 de octubre de 2010

Sueños y el putisimo Otoño



No sé cómo explicarte esto. Por la mañana son los ojos. Rojos e hinchados. Arañar una vez, otra vez mis sabanas, cómo buscándote al salir del sueño. Tener ese sueño repetitivo de ti. Contigo. Qué te paseas a oscuras por una ciudad que apenas habito, porque tampoco camino en ella. A veces son los colectivos, sucios y apretados. Tomo uno todos los días, a las doce. Me dirijo a la universidad pensando un poco, pero siempre sin hacerme consciente del paseo por las ciudades que este hecho supone. No puedo levantarme de cama un día así. Soñar una serie de eventos que te contienen, tú paseando, hablando con aquél chico llamado Alex, ignorando mi presencia en una fiesta, yo al final colocando muchas bocinas y nuevos discos. Alguien, recuerdo, te reclamaba. Te decían: ella estaba allí, y no la viste. Creo que eso lo hacía mi mejor amiga. Pero luego estaba con Isabel, como retorcer ropas mojadas y añorando pasar con ella el otoño. Y me decían de a poco: camina. Y yo caminaba, pero pensando en ti. Cómo preguntándole al mundo porque te habías ido. Por qué no me habías visto, si yo estaba allí.

No hay comentarios: