jueves, 1 de noviembre de 2012

La banda


No sé porque llorar durante el programa de “La banda”. No sé si las tardes, el movimiento, los sonidos, mi soledad. No sé si ella, que me quiso tanto. Sostener una nota en la garganta antes de dejarte ir. Todos los niños eran hermosos, el estado era Morelos. Pensar en los viajes a los nueve años. Estas palabras eran música. Yo te quise mucho y éramos tan buenos músicos. Tan guapos, tan sensibles. El sonido de la vida que no vivimos. El color de los vestidos era más brillante. Que sea 1° de noviembre. Huele a pan de muertos que no hemos comido. A lo mejor mañana. La tierra continuara girando. Decirles a ellos “no siento un carajo”, será normal. Recordar que nunca le conté de mi llanto en el museo de Antropología e historia. Qué el dialecto era zapoteco, y no pude dejar de llorar al escuchar el canto de esos niños. Nunca olvido esa melodía que mi padre me enseñó, la de El negro santo. Yo me la sabía muy bien en 2° grado. Pero sabía tantas cosas en 2° grado que ahora ignoro. Cada día me he hecho más estúpida.  

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