viernes, 5 de abril de 2013

I'm allright






Te complacería saber que estoy muy bien. Qué sé perfectamente como te sientes, porque me pasa lo mismo. Alargar este sentimiento amargo o insípido de duda. Mera existencia del recuerdo. Reminiscencias, como mis sueños diurnos, a veces. Aunque tengo muchos sueños por las noches también, así que no estoy durmiendo lo que debo. Hoy le dije discretamente a un hombre que soñé con Oscar Wilde el día que volví a casa. No se lo había dicho a nadie. Solamente a él. Después me platicó que amaba la trova. Se rió muy tímidamente, fascinado. Es que Wilde es su favorito. Y yo me reía de la ironía. Es que han pasado muchas cosas que ya no me conoces. Ignoro si me lo dijo porque sí, lo de Wilde, como se hacen estos asuntos de adultos. O si es verdad y tenía que decírselo a él, lo del sueño. Pero estoy bien. No me sucede el mal humor, ni la desesperación o desesperanza. No puedo sostener esto. Los días se diluyen como el agua tibia que no resulta mucho al final. Insatisfacciones. Se lo digo a todos, por teléfono o en persona, pero no comprenden demasiado. 

Todo es continuo, como sobre rieles, y al menos, hoy me regalaron un poema, un almuerzo y también me han invitado a la feria. Pienso en decir que sí. Podré quedarme en casa de ella, como alguna vez lo pensé. Su novio la ha abandonado, y probablemente, se rinda ante la idea de que la hago reír mucho, cuento historias geniales de mi infancia, y son todas verdaderas. Aunque de eso no estoy muy segura. De ella, es decir. Tiene la tesitura de la niñez de la cual tengo en mí suficiente. Yo, a media tarde escucho trompetas y respiro profundo. Doy gracias porque a mi alrededor hay gente que me quiere un poco. Por mi madre que vive y no podría estar completamente sola mientras ella exista. Luego me pongo triste por mi padre. Aunque seguro él está más que bien. Pienso que la vida es así. Que uno de estos días vamos a sonreír mucho, estilo Charles Chaplin. O viene el amor que lo hace todo nuevo cada vez. Estoy bien, de veras, pero me gustaría una mano en la oscuridad. Una que acaricia con la lentitud del jazz de este tema que escuchamos. Con el escalofrío temprano cuando no sabes el final de la historia. Me sirve sólo alguien que sonría con la mirada mientras escucha. Me preocupa la soledad. O pintar la habitación. Un nuevo librero que ya no sé dónde extenderme entre todo el cachivache. Sigo observando a mi tortuga nadar durante horas como un acto verdugo. Pero qué puedo hacer si ya está conmigo. Me voy a obsesionar con los  acuarios como en Rumble Fish, y que yo también terminaré muriéndome. 

Te alegra saber que estoy muy bien, ¿cierto? Yo sé que tú lo estás. A lo mejor me piensas en un acto repetido o porque no has olvidado como hacerlo aun. Todo va bien. Sólo que a veces me quedo pensando antes de dormir, si alguien estará soñando conmigo aunque me muera. Me imagino que existen como tú hiciste alguna vez. Y quieren llegar temprano a besar mis pestañas. Cuidarme en los destierros. Tocarme en mi penumbra. Pero nadie llega ni por casualidad. Estoy aquí y allá. Aunque lloro de emoción cuando escucho a Madeleine Peryroux todo el día. Y me llena de una diminuta y extrañísima ilusión. He venido a decirte “I’m allright. I’ve been lonely before”. 

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