jueves, 6 de noviembre de 2014

Mi mamá dice que moriré sola.

-          Si me acuesto con la pareja de alguien, quien es cercano a mi familia, incluso de mi familia, o simplemente alguien importante para mí, un amigo, no sé… ¿Eso me convierte en mala persona?
-          Depende.
-          ¿De qué depende?
-          De tus intenciones.
-          ¿Cómo hace eso la diferencia? Lo hiciste y ya, es un error. Una traición.
-          Hay gente que se acuesta por mera inocencia. O por lascivia.  O porque puede.
-          ¿Por inocencia? Eso es bastante indulgente ¿no te parece? Por lascivia, bueno, eso lo entiendo. Desear sin detenerse, sin analizar bien quién es la víctima. Porque hay situaciones privilegiadas. Momentos perfectos.
-          A veces son pruebas. Si las pasas, pues, eres otra persona. ¿Te ha pasado?
-          Sí. Creo que soy bastante inocente si quieres verlo así. No sucede mucho más que besos, tomarnos de la mano, estar a centímetros de su boca y, si es muy riesgoso, no besarla. No puedo parar, más si hay alcohol de por medio.
-          Entonces no bebas cuando consideres que hay peligro.
-          Es que no debería haber temor a los límites. Tendría que haberlos sin recurrir desesperadamente a ellos. Como las fronteras. Te piden visa, tu puto pasaporte. Con tristeza me doy cuenta que, a veces, es muy sencillo encamarse con alguien, con el vecino, tu primo, el marido de la amiga de tu madre. No he llegado a hacerlo, pero no me hubiese resultado difícil. Y debes entender que no sería solamente mi responsabilidad.
-          Lo harías con mi esposo, ¿por ejemplo?
-          No.
-          ¿Lo has intentado?
-          No.
-          ¿Te sería fácil? Pequeña puta

-Silencio de medio minuto-

-          Es posible que en las condiciones adecuadas, sí. Y es lo que más temo.
-          ¿Qué cosa?
-          El odio de quienes amo.
-          Has dicho “sería fácil”, en cualquier circunstancia, te das cuenta lo ofensivo de eso, ¿cierto?
-          Sí. Pero tú empezaste, me has llamado puta. Lo cual, afirma mi teoría: Me convierte en mala persona. Socialmente, y moralmente hablando.
-          Y, ¿eso es tan importante para ti?
-          Sí y no.
-          ¿Ah?
-          Sí, porque no soy mala persona. ¿Me crees, verdad? No tengo sentimientos humanos viles. Me puede el dolor ajeno, tengo empatía. No voy a la iglesia, pero dudo matar a alguien o violar a un niño…
-          Qué cosas tan desagradables dices, y lo que es peor, te tienes en muy alta estima.
-          No quise decir eso. Me importa porque la integridad tambalea de una noche, y no se me debería juzgar por ello. No me importa porque al final, eso también soy yo
-          Mira, tengo que marcharme. Quedamos uno de estos días. Y recuerda, las decisiones que tomes, cuáles sean, sostenlas. No te arrepientas. Porque eso te convierte en hipócrita.
-          Lo cual es peor que ser una pequeña puta

-          Pero, por supuesto.

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