| http://przypadek.deviantart.com/art/mi-81639946 |
Un día
tuvimos fascinación por las muecas del aire. Por las grietas del suelo
sugiriendo que hay otro mundo debajo. Por la ciudad derrumbándose entre la
lluvia. Y luces que se mueven en un frívolo vértigo de gigantes sin nombre.
Un día
tuvimos una esperanza diminuta de existir dentro de otro, habitarlo,
desgarrar, quisimos hacerlo todo nuevo. Ya sabíamos antes de quererlo, que
tal cosa era imposible, sin embargo pretendimos entender; también existen
gestos iracundos en las bondades, una superficie para respirar después de
sumergirte. Un sol para nublarte la vista.
Un día
me paré en la puerta y dejé ir no sé qué palabras. Tuve que regresar a la mesa,
sentarme, ponerme a llorar. Hacer como que empacaba maletas y alguien venía a
preguntarme ¿a dónde te vas? Quédate. Hacer drama para unas paredes blancas. Muchos
cuadros en llorando mi partida, unas manos que salían del suelo que me
detenían, aunque no. Aunque no era cierto. Un rostro se despide en un giño y un
silencio se vuelve murmullo en las heridas.
Un día
tuve fascinación por las bocas, y era necesario besarlas todas. Vimos el cielo
abierto con los ojos cerrados, y un mar inmenso que escurría por los tobillos,
tocando el azulejo helado, fue necesario inventarnos cuatro balsas para ser
llevados a los extremos.
Tal vez reclamarían los restos.
Un día
extrañé tanto a mi madre que lloraba por partes de mi cuerpo que aún nadie
había inventado. Tú sabes que siempre sucede. Un día alguien recorre tu cuerpo
para hacerlo a su antojo, te despiertas en cualquier tarde o mañana con
jardines o bosques en él, ríos, palmeras, niños y todo.
Un día
la llamé desde mis entrañas, ignoro cómo lo supo. Al otro día tenía un mensaje
de ella diciéndome “jamás te olvido” e imagino que eso más que misticismo, se
llama intuición femenina.
[...]
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