martes, 22 de junio de 2010

Karina:



Tuvimos una pequeña casa en el mar. Estábamos por temporadas, claro. Tú sabes que la vida tiene ciertas eras, y en todas hemos estado, y antes, y después, durante. En todas, hemos sido. Hubimos de volver arrastrando bolsos largos sobre la arena cada verano. Y tú, larga y frágil. Y tú, bella y tersa. Todas las veces en invierno en el balcón. Sola. Pues conoces bien el silencio. Y gozas de él. Puedes trazar esa infinita y larga distancia hacia el horizonte: es que parece que ya no hay nada más que agua. Yo pensando que realmente no hay nada más que agua porque tú lo dices. Me decías eso, o no me decías nada, pero el ambiente era siempre el mismo; pensar que podías morir justo allí. Y yo pude morir ayer contigo. Luego volví a casa. Tuve. Volví a llorar. Pero fue hundirme en un sueño intenso donde tuvimos una casa en el mar. Y por las tardes, construíamos banquitas, y dejaba descansar mi cabeza en tu hombro, todos los veranos. Y así se nos pasaban las horas. Hasta que llegaba el invierno, y entonces así, solamente así, éramos inmensamente felices.

3 comentarios:

Ofelia Waltz dijo...

bbbbbb

Ofelia Waltz dijo...

bbbbb

Yuki! dijo...

bbbbb ya me salen todos tus comentarios baby :3 ti amu