Estás llegando a ese sitio en mí, donde definitivamente, no hay regreso. Lo digo más por ti que por mí. O viceversa. Yo te lo advertía desde el principio: vamos, hermana…no caigas. No me dejes entrar. Tú me explicabas diariamente más o menos las mismas cosas: cállate, no me resisto. Cállate porque nada de esto es cosa tuya. Después yo agachaba la cabeza, apretaba los labios. Me ponía a escribir en esa vieja máquina. Desenredabas mi cabello con tus dedos. Pretendías que mi bien lograda nostalgia, no reinara ni un solo minuto más. Pero claro, colocaba en el aparato de música aquella sonata triste. Y heroica. Nos llenábamos de gozo. Nos llenábamos de algo…. verás, aun no sé exactamente que era. Llegabas a mi espalda y me abrazabas desde allí. Y ya no te ibas. Regabas las plantas. Regabas las plantas porque a mí todas se me mueren. Intento agradecértelo con tres horas de estupor. O una llamada los lunes, para que la semana encerrada en nuestra estúpida vida no te desgarre los pies. Hay que andarla. Hay que andarla, hermana, aunque cuando vea largos caminos me quede estática o temblando, intentando dar un paso de vuelta, y dar un paso para seguir, y no hacer ninguno al final. Hay que seguir aunque nos duela. Pretendo hacerte entender de una vez cómo es que aunque el agua fluya, los besos se me prendan del vientre o del sexo, llego a condenarme en los barrancos, y en los altos edificios cuando ser yo se me viene muy encima. Y no puedo no pensar en la manera dramática en que tus manos se agitan cuando se despiden de mí. ¿Sabes lo que te digo? Un teatro fugaz cerrando sus cortinas a la tarde y todo me destruye.
Para salvarme, pretendo coquetearle a todos. Hacerles felices a todos. Pero tú con tu risa blanca habitas esa zona inerte –no se te olvide- de donde ya no puedes salir. Juegas, cierras las ventanas a las seis. Caminas descalza mientras no, mientras no quiero susurrarte: Me voy a quedar dormida en el piso de la sala. Y no tengas que besarme, hasta que todos los candados se encuentren en su sitio.
1 comentario:
Joder ofelia dueles así tan nostálgica, tan tuya, tan tan......sigo sin perderte el respeto........estoy en ello.
Un abrazo de esos.
Publicar un comentario