miércoles, 26 de junio de 2013

Juegos Sentimentales - Parte Final

Te fuiste un 10 de junio. Todo quedó así, colgando. Indefinido. Averiado. Roto. Igual desprendiendose de la madera de los escritorios, junto a mi libro de Marguerite Duras. Detrás del cuadro de La habitación de Arles. Abajo del calendario. Junto a un catalogo de productos industriales. O en esos recovecos de tu voz cuando hablamos. Puedo casi definir una textura tersa en ellos. Como un pensamiento inolvidable de ternura, que no reconozco, más que dentro del calor en medio de unas piernas. O tu risa. O tu silencio, ese, cuando ya no me podías decir nada. O tu respiración mientras ríes. ¿Qué piensas entonces? Quizá es que no te fuiste. Era mas bien, antes que todo, la idea de tu llegada. Una suposición sin terminar. Era eso, sí. Ya le he dicho a tu amigo que yo sé. Que todos saben, que ese febril encanto tuyo se esfumó. Era mi aburrimiento total, y tu voz. Lo que no entiendo son las incoherencias. Ya debí aprender que los chicos adoran estos juegos. A las niñas nos siguen dejando vacías. Es parecida la sensación de tener inflamados los ojos, y el día apenas se abre en el dolor o la extrañeza de ver el mundo una y otra vez con los mismos matices. 

Es posible que ante esto sea demasiado romántica. Lenta. Sin peso. Es posible que todo me lo haya inventado. Qué sea mi culpa la distancia por no aferrarme a ti. Someterte cuando todos se marchaban. En las esquinas, al fondo, en el comedor. Esperar. Esperar tus ojos dentro del cristal. Diluirlos sobre mi cuerpo, y tu presencia que ya me desangraba todo. Aferrarme a ti nuevamente. Tendría que ser un canto desesperado. Este escrito quedó parpadeando por días: Te fuiste un 10 de junio||| . . .

Me parece poco el dolor ahora. Supongo que no es más que una tontísima desilusión de plástico. Qué te vayas así, pensar, fingir, que no puedo evitarlo. Como si ya hubiésemos vivido tantas cosas. Como si fuese necesario que voltearas y decidieras quedarte. Es que no es nada en absoluto. Un día entero, pero quedarte, ya incluso ahora no tiene sentido. Nunca lo tuvo. Era la idea de tu llegada como una puerta necesaria, para soportar el olvido dentro, la desgana o el aburrimiento de esta dinámica insulsa que es vivir diariamente, sin tener ganas de hacer, algo, cualquier cosa. Ya te encuentras en algún lugar sin nombre porque no alcanzamos a hablarle a los rincones de un abismo. Qué tonto. Qué tontos hemos sido. Encontraré los ecos tuyos brincando paredes por las tardes. A veces una sonrisa nada más. Por ti. Por la casualidad. Y por si vuelves.

viernes, 21 de junio de 2013

Summer Waltz I



[Hay días que pueden resumirse perfectamente 
con una canción de Regina Spektor. 
Bienvenido verano, tan cruel. 
Tan hermoso y tan cruel. No sé tú.]



Summer in the city 
means cleavage, cleavage, cleavage

And I started miss you, baby, sometimes

I've been staying up drinking
In the late night establishments

Telling strangers personal things


Summer in the city
I'm so lonely, lonely, lonely

So I went to a protest
Just to rub up against strangers
And I did feel like coming 
But I also felt like crying
And it doesn't seem so worth it right now


And the castrated ones stand in the corner smoking
They want to feel the bulges in their pants start to rise


At the sight of a beautiful woman
They feel nothing 
But anger
Her skin makes them sick in the night

Nauseous, nauseous, nauseous

Summer in the city
I'm so lonely, lonely, lonely

I've been hallucinating you, babe

At the backs of other women
And I tap 'em on the shoulder 
And they turn around smiling but
There's no recognition in their eyes

Oh, summer in the city!
Means cleavage, cleavage, cleavage

Don't get me wrong, dear

In general I'm doing quite fine

It's just when it's summer in the city
And you are so long gone from the city 

I start to miss you, baby, sometimes

When it's summer in the city 
And you are so long gone from the city
I start to miss you, baby, sometimes

Oh, I start to miss you, baby, sometimes

Oh, I start to miss you, baby, sometimes

domingo, 16 de junio de 2013

Acerca de mi padre


[Intentos, no son más que intentos pero no logro nada. 
Eso es que duele mucho o soy inútil. Cualquiera de las dos. 
Es que cuando viene me quedo llena de letras.
Pero no sé, no me ordeno. No puedo. Tú juzga. ]

Abril

Noches de plaza

I

Vine a este lugar por ti. Te seguí. Pocas veces se ha seguido a alguien de esta manera desde que desaparecieron los grandes líderes. Los árboles siguen aquí desde ayer. Escucho su movimiento. El cielo también prevalece. Es común, pero enciendo un cigarrillo. Hay abuelos y nietos pululando. Barullo de plaza de pueblo. La iglesia está cerrada, no sé porqué. Hay esos muchachos y sus patinetas. Estoy muy vieja para ellos y ninguno me mira. ¿Dónde estás? No veo esa mochila con letras blancas que dicen “Katherine”, y a ti, ignorando quien es ella. 

Desde que recuerdo he ido a todo lugar por ti. Permanezco. Porque un día tú así lo quisiste. Hubo esa disposición. Los seguí a ambos. Ahora no entiendo porque tanto nerviosismo o tabaco. Bueno, hay gente por doquier. Podría ir al hotel y preguntar si te han visto. Si es verdad que estabas borracho. A lo mejor has olvidado el teléfono. Si acaso has partido ya. El sol ha desaparecido. No contengo ni la respiración ni los sentimientos. Ya. Han llamado a misa. Pero ni tus oídos ni los santos me parecen tan reales. Me pellizco los brazos de escuchar “papá”  en la voz de un niño que corre.  Y tengo un corazón que ya se rompe de verte.  Creo que jamás puse tanta atención en la plaza.  Es poco el corazón de la ciudad. Con un latir que son esas voces de todos, como siendo testigos de esta muerte. Tu estancia de hotel, mis pasos de cemento, esta soledad de banca de parque.

Voy a levantarme de este lugar por ti. En el camino me encontraré un bazar, diré que me esperen. Que me esperas tú o que debo encontrarte. Es sencillo imaginarte en la bañera desangrando de nosotros,  del destierro. La distancia es muy cruel y un juego del que siempre he tomado parte. A veces pienso que escojo a mis amantes por su imposibilidad de tocarme. Encaja, tiene sentido. Reconozco el amor como la imposibilidad perpetua de una felicidad constante. Tengo un corazón que ya se me rompe de verte.



 Junio

 (estos son esbozos a medias en la moleskine)

10:00 A.M
The day was so full of happiness. En el pueblo caía esa luz, tibia, tocando las paredes. Las escuelas dormidas en domingo, roncaban. Yo los conozco a todos. A veces hay vida afuera los domingos si es contigo. Todavía recuerdo los pájaros ridículos cantando. Anunciaban mis pasos apresurados para llegar a ti. Ahora. Ahora. Fuimos a la barbershop. Teníamos dinero. No mucho dinero, pero dinero. Te cortaban el cabello y yo leía El amante de la China del norte. Todos decían “que bella y educada es su hija”. Bueno, no sé si lo dijeron, pero debieron decirlo. Venga. Queremos hacerlo feliz. Venga. El pueblo es pequeño. Y te quiero tanto. En el hotel te conocen y te felicitan también. Es barato e insípido y tiene en las paredes fotografías de indios Cherokee. Me quieres tanto.

2:00 PM
Hay esas comidas fuera de casa. Bebés recién nacidos. Abuelos besándolos. No le he llamado a los míos. Soy de lo peor estos días. La progresión de las conversaciones en un ritmo indescifrable. Pero es sólo benevolencia y risas. Después del alcohol es llanto.

7:00 P.M.

El pasillo hacia la puerta de hotel, se abría como el camino de la muerte. Como el que recorre el condenado antes de la inyección letal. Dead woman walking. Siempre es caminar con tus maletas hacia un taxi amarillo. Un abrazo rápido. Mi llanto silencioso. Deambular por la casa. Respirar la música del viento para que permanezcas otra vez. Supongo que mientras escriba no me moriré en ti. Ni tú en mi, ni yo en nadie.

viernes, 7 de junio de 2013

Ni amor ni olvido (juegos sentimentales varios)



[Antes que otra cosa,
 agradezco al lector ese que nunca falta, 
por las mañanas o en las tardes. 
Me haces seguir publicando en este jodido burdel. 

**Anexo mi cara de cínica no sé porque, no encontré otra cosa. ]



NOCHES 
La primera vez que hice el amor con alguien, después de quererte, lloré. Qué cosa más extraña este mecanismo del cuerpo cuando se rompe. Él se preguntaba sí era verdad ser tan buen amante o si acaso, era sostenible mi depresión.  Pero seguimos haciéndolo. Yo ya no sé ser el amante de nadie. No comprendo cómo gritarle a él te amo en su oído. Sus aromas diferentes. Incluso sin recordar de cierto los tuyos. Imagino que tú lloras también. Más por mi que por otra, lo has hecho. Sé que lloraste como yo lo hice cuando él o ella te hizo café o te provocó tartamudear un te quiero sordo. Cuando bajó con su boca hasta tu rodilla, y detrás, y por enfrente y te volviste loca. Sé que quisieras también que nada de esto hubiese ocurrido. Que todavía llegara el día de besarnos. Qué me desearas aún. Que existiese ese hecho absoluto de vaciarme en tu boca.  Mientras asumes la centrífuga de mi espalda. Infinitas respiraciones pausando las piruetas de la tierra. Sé que a nadie has deseado de este modo. Esperas un día amarillo. Uno lleno de mí. Necesitas venir y sin embargo. La puerta está cerrada. Alguien la aruña para sacarte de mi hasta por el ombligo. A veces a mordidas frente al espejo. Algunos son mayores o menores. Ser joven tal vez es bastante sobre valorado. Pero todos me desean. No como tú, porque no me tienes. Más posible. Más tangible. Hasta el mareo. Él, y él y ella se preguntan todos los días como puedo ser tan cruel. Yo también me lo pregunto. Qué cosa más extraña el auto-sabotaje. Nombrarte dentro de los cuerpos de otros. Como siempre, deberías estar satisfecha. Estos juegos se simplifican una vez te rindes ante lo real. Por ahora lo único real es la noche que atravieso. Este sentimiento de culpa o las ganas de que él, quién sea, me lo vuelva a hacer a modo de dormitar en la penumbra. 


ENSAYOS
Digamos que todo era simplemente un ensayo. Qué puedo hablar de ti como he hablado de otros y mañana, pasado, dentro de un año, cuando ya no esté más aquí; podré hablar de alguien más y no me recordarás. Muy probablemente yo tampoco. Las otras personas me alabaran como suelen hacerlo; perfectamente entenderé que se trata de su tonta idealización ante alguien que no existe. Alguien que se han creado en su cabeza. La realidad, como bien pudiste verla, es esta. No soy más que una tipa cualquiera. Intentando, como todos, permanecer en la tierra como si fuese necesario. No nos han dicho que esto es de cierta forma impuesto, y que todos los días nos creamos responsabilidades que no queremos; pero que seguimos siendo cobardes para renunciar a ellas. Es que a veces significa arriesgarlo todo. Y qué más da. También es miedo a la felicidad. O estar totalmente perdido. A que no siga nada después, pero después de todo. Que solamente sea matar el tiempo, antes de que el tiempo nos mate






sábado, 1 de junio de 2013

Juegos sentimentales - Parte 3



Llegaste un lunes trece de mayo. Eran alrededor de las seis de la tarde; y me hablaste tres veces o más, en el día. Te regañé, te dije que manejabas pésimo. Me reprendieron a mí por maltratarte tanto. Yo les dije cuanto a mí me encantaba tu carisma. O era la singularidad tuya de soportar mis homicidios. Escucharte era tu manera de anunciar que llegabas. Espérame, estoy llegando. No sé si fue alerta de distancias o de orgasmos. Luego lo arruinamos todo. Claro.  A pesar de tu olor embriagante o la ridícula camiseta a cuadros que pude comer a dentelladas. Uso lentes Ralph Lauren y tú Prada. Y todos decían de pronto que debíamos quedarnos juntos. Pero yo te olvidé durante muchos meses de muchos días. Incluso cuando sonaba In a sentimental mood. Normalmente logro olvidarme de todo. Es fácil una vez te has desprendido de nimiedades del existir. Del orgullo, de la maldad y hasta de la inteligencia. Cuando te alejaste del ruido de la gente. Puedes decir una y otra vez “no soy”, “no existo”. Luego callar. Apartarse de todo. Es posible. Si has obviado las leyes de convivencia social. O retado el concepto de estoico. Tengo estos pensamientos. Logro extender los brazos cuando las paredes se amplían a la vez. Vuelven esos vórtices. Como ventanas huecas a no sé qué jardín. Todo esto es posible dentro. Afuera. Lejos. Pequeños engranajes llevando el peso del universo. Repitiéndome. 

Imagino que tú me olvidas también todas las veces. Sobre todo cuando piensas en ella. Siempre hay una ella. Sin embargo tienes el cinismo suficiente como los demás. Te he llamado casualmente. Sin esperarlo. Como todo aquél que necesita del otro, o necesita de ti. Como yo necesito de ti. Preguntarte cosas. Requerirle la voz. Repetirme en tu voz como un trece de mayo. Grave. Estentórea. Sin final.  Con el eco más largo. Como el fémur en tu pierna. Hoy te he escuchado con ese delirio húmedo y casual.

Y tú mintiéndome porque dices me esperabas.
Y casi tengo la debilidad de creerte el hipnotismo como un trece de mayo.

[...]