
Amada Stephen Crown:
Quiero decirte que estoy muy contenta. Hoy fue un día de la puta madre, pero te vi varias veces y eso me sirvió mucho o fue simplemente “genial”. Tú dirás que le doy importancia demás a muchas cosas, que ya no me bañe tanto, o discutiremos sobre las diferencias al amar, de mi dolor encarnecido, la cantidad de lágrimas que rodaron hoy. Pero has venido, me has esperado. Y yo te amo más todos los días. Nadie entiende, amada, nadie. Hemos tenido días de gloria, lo sé, tú también lo sabes. La distancia nos hace bien, y esa ausencia de la que tanto te he hablado es tan sana. Por la mañana llovió en este pueblo chueco. Escuché demasiado tango, que de nuevo me siento argentina, sin ánimos de molestar. Salí a mojarme, pero es tan perra la vida que en el momento que salí, paró un poco de llover y yo hasta me había puesto ropa “playera”. Esas son mamadas contra mi libertad. Me duele el trasero ahora, quiero irme a la cama, pero el temor siempre eminente me detiene. Ya terminó Amores perros en la TV, no me gusta tanto, pero esos perros sí, “el chivo”, el deseo de ser indigente. Te hablé de eso hace rato. Pienso en dejarte esto aquí, hablarte, sin pretender nada, olvidarme de mi misma y sólo contemplar mi foto nueva – donde te ríes tan amablemente, cálida, sin miedos -, a lo mejor y rezar un poco por qué nada te pase de aquí a que yo vaya, como si supiera hacerlo. No sé, amada Crown, quería decirte todo esto, que me encuentro con calor interior por llamarte, por estar acá, por decirte cada día con más seguridad que te amo. Que esto que hemos plantado crece enorme entre la tierra a la que llamamos hogar, nuestro hogar enrarecido. Ir, sólo ir, me abraces mucho mientras -interminablemente- sufro por dentro, aquella cosa que tú sabes. Amada Crown, lo importante ahora que es que estoy muy contenta, como si ya estuvieras, como si yo estuviera allá.
Quiero decirte que estoy muy contenta. Hoy fue un día de la puta madre, pero te vi varias veces y eso me sirvió mucho o fue simplemente “genial”. Tú dirás que le doy importancia demás a muchas cosas, que ya no me bañe tanto, o discutiremos sobre las diferencias al amar, de mi dolor encarnecido, la cantidad de lágrimas que rodaron hoy. Pero has venido, me has esperado. Y yo te amo más todos los días. Nadie entiende, amada, nadie. Hemos tenido días de gloria, lo sé, tú también lo sabes. La distancia nos hace bien, y esa ausencia de la que tanto te he hablado es tan sana. Por la mañana llovió en este pueblo chueco. Escuché demasiado tango, que de nuevo me siento argentina, sin ánimos de molestar. Salí a mojarme, pero es tan perra la vida que en el momento que salí, paró un poco de llover y yo hasta me había puesto ropa “playera”. Esas son mamadas contra mi libertad. Me duele el trasero ahora, quiero irme a la cama, pero el temor siempre eminente me detiene. Ya terminó Amores perros en la TV, no me gusta tanto, pero esos perros sí, “el chivo”, el deseo de ser indigente. Te hablé de eso hace rato. Pienso en dejarte esto aquí, hablarte, sin pretender nada, olvidarme de mi misma y sólo contemplar mi foto nueva – donde te ríes tan amablemente, cálida, sin miedos -, a lo mejor y rezar un poco por qué nada te pase de aquí a que yo vaya, como si supiera hacerlo. No sé, amada Crown, quería decirte todo esto, que me encuentro con calor interior por llamarte, por estar acá, por decirte cada día con más seguridad que te amo. Que esto que hemos plantado crece enorme entre la tierra a la que llamamos hogar, nuestro hogar enrarecido. Ir, sólo ir, me abraces mucho mientras -interminablemente- sufro por dentro, aquella cosa que tú sabes. Amada Crown, lo importante ahora que es que estoy muy contenta, como si ya estuvieras, como si yo estuviera allá.
1 comentario:
Publicar un comentario