domingo, 17 de abril de 2011

Alucinaciones y Convexos


Aparentemente, nos encontramos dentro de la habitación. Pero estas alas tuyas, y esta espuma mía, paralelamente, me dicen que la soledad es ambigua, y en todos los lugares. Te renombro como a lo nuevo, y nuestra anatomía irregular converge en el calor y dentro del vaho de las calles, en el sudor dulce de hombros morenos, irreconocibles. Anónimos. No logro pronunciar la clemencia de su tacto. Sucede con el sol a media tarde, tú, como la felicidad aparcada tal las barquillas para pescar en primavera. Un montón de niños flacos, semidesnudos, danzando en el eco del agua. Tan parecido a ti.  Tan como tus manos, los cuatro pares. Creo que he aprendido a poseer sólo tres. Porque no me han erosionado tanto, para dejar de ser tuyas. Entonces sucede querer decirte tantas cosas. Cómo disolverme y llegar en las sombras a tus palmas. Las que no conozco Quiero encontrarte en los pliegues de las faldas, y en los soniditos de las familias cuando ríen, y que ya todo se haya dicho antes de que aparezcas tú. Para que resuenes, de tal modo, que todos los techos truenen, y las cigarras hagan sus melodías tristes en tu oído. Para que aquellos movimientos telúricos del mundo, solamente sean relativos a tus pasos. Tuve que inventarte así, una noche de domingo, y una tarde de sábado. Las personas parecían incendiarse sentadas en sus taburetes, y yo inmóvil, y yo en la gracia de pertenecerte de tal manera, que me limitaba a la pirotecnia azul, febril a los lamentos de los otros. Tenían que decirme que el mundo se perdía entre explosiones dactilares, los pecados, y el vino. Y que todo era cenizas por la mañana. Pero como ya era completamente tuya, y no podía morirme todavía, reiniciaba el ensayo de estar en las habitaciones tibias demás. Atender las alucinaciones falaces entre estas gentes que no se dicen nada. Pero todas se encuentran continuamente, hablando de ti.

2 comentarios:

Ernesto Pérez Vallejo dijo...

Señorita Waltz, aquí otra vez ya ves.....me llevas a alguna partde que desconozco y me gusta.

Pd: Echo de menos tus versos.

Ofelia Waltz dijo...

Puede que lo conozcas. Me has leído desde aquí antes, Ernesto.

Pd: yo también los echo de menos, vieras...