viernes, 29 de febrero de 2008

Hablar con Stephen





Tengo Stephen, esta urgencia. Apuesto que recuerdas el día que te escribí escuchando Annie Lennox, la canción esa que sale en la película de Coppola, si, seguro recuerdas, la lluvia y el quemarse. Yo, hoy tengo esta urgencia para llamarte, aunque estés a unos metros de mis huellas. Y tengo otras urgencias y más, siempre más, porqué nada es suficiente aquí y tú lo sabes. Stephen, me gusta llamarte así y a ti también te gusta, quería hacerte un poema pero creo que con esta desolación inoportuna no será posible. Tengo mucho calor, hoy me he puesto 2 blusas, una negra y una blanca que me puse al revés y de repente me ahorca, pero la dejaré así, la actitud de suicida por sobre todas las cosas es invaluable. Algo por la mañana me hizo escuchar a Morricone, el buen Morricone quien me recuerda a Toto, que me recuerda Alfredo y este a papá. Papá salió muy renegado hace unas horas en su moto, su moto amarilla de marca corriente pero que sí nos afecto la economía igual. No quiero que se vaya ves, pero creo sólo estará este fin de semana. Mañana, si mañana, sábado temprano, estaré en la iglesia. Y no pongas esa cara de asco, lo hago por él. Ahora puedes reírte por qué de nuevo, no sé que ropa vestir, soy tan hippie ahora, soy tan niño ahora. Y tengo esta facha enajenada de odio y de una profunda nada bajo los tobillos. Stephen, no sé porqué estoy tan triste ahora y no quiero irme a estudiar, quiero estar acostada todo el día, llorando entre mis sabanas rojas, quiero soñar a que ya vivo allá contigo, quiero ese sol a las 6:00 p.m. en tu ciudad de palacios.
Amada Stephen Crown, quisiera estar muerta por segundos y dejar de sentir al monstruo que da mordidas a mi caja toraxica. Pero sigue el clamor por unos zapatos, pero antes que otra cosa soy yo, que de repente, así, súbitamente me perturbo. Hay tanta desolación en este cuarto Stephen que afuera todo existe y tengo esta urgencia, por llamarte, por que me cuides, donde sea, que no diga “afuera” o “adentro”.

jueves, 28 de febrero de 2008

E m e


Ese muro, también es una brecha.

El murmullo de las mariposas

Cuando vuelvan las mariposas Alicia, el balcón será menos pesado. Te diré que por las tardes, a las 6:00 y segundos, en una avenida muy transitada, con niños que hacen burbujas y corren lejos de sus madres, con un sol agonizante, el viento, las aceras, mi frío cuerpo. Te diré entonces que yo no podía volar tan alto, que mi carne pulula traslucida y los huesos los ocupó un pigmeo para procurarse un hogar este próximo invierno. Cuando vuelva el viento del sur Alicia, todo estará en orden en nuestra casa de arena que no construimos. Será verano en unos meses, para cuando vuelvan ellas, con sus alas abstractas a pintar esta ciudad de humo, habrá suficientes lagrimas para darles de beber. Pondremos ese valse de acordeón que te dediqué un día cuando todo el mundo grito: esa niña tiene a Francia en las corneas.
Cuando regresemos Alicia, nos bañaremos desnudas mientras las mariposas murmuran como cae el agua y sin duda, la tierra germinará nuevos bosques y habrá nuevas fosas donde enterrarnos.

lunes, 25 de febrero de 2008

Avenida ausencia II




Te aviento un grito desvergonzado
hacia ese lugar de oro,
donde habita tu nombre

y pregunto a las cosas por tus huellas,

como la nube que va y choca con
el muro que nace desde las sobras
no comidas por el perro
más viejo de todas las calles.

- Es esta la cicatriz que no sana sin tus huesos –
me digo mientras la muerte
recorre con su dedo congelado
el borde
de mi omoplato derecho,

y todo es sombra y desastre

el parque, las cartas, tus ojos gitanos

y la mandarina mordida
sobre la acera.

Te aviento mis ojos a la avenida
de nuestra nada,

a ver si hoy regresas fresca
como las gotas que escurren
de las ventanas cuando todo es gris
y llueve tanto.

Avenida ausencia

I





Ayer pasé por tu esquina,

seguían las putas
arrojándose un “quién vive”
y persistían –lamentablemente-
los niños de la calle frente
a esa tienda departamental
con su flaca mano estirada.
Seguía también
el violinista al que el otro día
le tome una foto terrible
desperdiciando el momento
y esas burbujas de jabón
dándole un aire a la calle
parecido a tu ausencia,
y es como un dolor encarnado
a la infancia, la abuela,
los colores pausados y
esa lástima por un “yo”
destruido y gigante,
que le pide clemencia
de a poco a la soledad.

Quería contarte
que ya no es necesaria
la bandera de suicidio,
porque actualmente
ya soy un desperdicio
de humanidad, tan errante
y vacía como un hueco,
tan honda tal abismo,
varada
en esa profunda corriente
oceánica ó en las venas
interminables de la ciudad.

Ayer pasé por tu esquina
-apropósito y buscándote-

con un montón de hoyos
sobre mi ropa desierta, con
la cara más triste y el cuerpo
más vencido que los de
un millón de hombres en guerra,
derrotada y sin paz
en ninguna arista
de mi desnudo pecho.

Ayer fue uno de esos días
donde me sobraba la voluntad
para esperarte,

aún parada sobre el
diminuto arrollo
que se forma bajo la banqueta
cuando el cielo se ha humedecido
mucho y por días,
los postes desarrollan
raíces muy gruesas
y yo te lloro,
mientras todo lo observo
-como lo he hecho siempre-
alrededor y de vuelta,

entre el inmenso temblor
de unos pies
hambrientos de zapatos.

martes, 19 de febrero de 2008

Barata y dolorosa





Yo sé que
soy, esa mujer exótica y barata
dolorosa hasta el tuétano,
………..y que te ama

……………y que tú amas,
así, vestida como desnuda
…..y le clavas tus pechos.

Yo soy esa mujer barata
……con dos sexos
…………y solamente una vagina,
que te pide no degolles su efigie
caída como la tarde del sábado,
soy

………….soy

la viva imagen del egocentrismo inocente

pero
¡ay, nuestros tiempos de orquesta!
¡ay de nuestros tiempos de odio!

todo se conjuga
al vaivén de tus olas de sangre
que hierve gritando las horas
de esas caderas utópicas,
tú eres,

todo el precio de la nada,
mujer mía, tan mía y no mía…
yo, soy esa mujer barata
que vende a cualquiera
la agonía de tu emporio
y,
que aún así, hace negocios con tu falda.
Yo, soy esa mujer enferma y barata
....................que te ama

…………....………y que tú amas,
-doliente y mortífera-

todavía más en épocas
donde la tristeza no encuentra

la brecha para saciar el llanto
.........................de la miseria humana…

lunes, 11 de febrero de 2008

Tanto te he amado


"Il y a longtemps que je t'aime
jamais je ne t'oublierai"

...................................................Estuve mucho tiempo desnuda y con una fiebre fatal, con tristeza tóxica y una necesidad que engullía todos mis raquíticos supuestos de tranquilidad y serenismo. Que será eso de eterno ausente, el siempre peregrino que araña tu puerta aún en la desolación del hogar, yo miraba tranquila las horas mientras pasaban por tus dinteles, cómo tu nombre se resbalaba por mis neuronas como un suicidio,
...................................................todos tenemos que aprender a esperar, esperar –aunque ya no se espere-. Aprender, como se aprende el alfabeto, cuando después se corre y se hace poesía. Yo pensaba, que, el universo invertido de nuestro sexo tenía un regalo al final del recorrido, que me esperaría una paleta con bandera de ingenuidad, aunque sea broma, en esta ocasión quise pensarlo.
...................................................Por qué necesitar pronunciar tu nombre en los tiempos de hastío, ahora sé, lo sé bien te lo prometo, que perpetuamente vendré con mi faz de niño desnutrido a rogarte que vuelvas, pero que vuelvas y me cures, ser un soldado que vive paz en guerra y a cambio, seré quien luche contra los estados anímicos sollozados, engrandecidos por mi. Seré la Diva que se hinca a tu grandeza indulgente, a la raza única que me despoja de la mancha tirana.
...................................................Tener como escudo tus agallas de arrojarme al suelo, pero nunca al olvido pendiendo de tu dedo pulgar, y ser, sernos, eso que tiene un llanto interminable a la perdida y a nuestro duelo por no olernos nunca, ni andar de la mano por las plazas y parques con muchos hippies alrededor.
...................................................Yo sé ahora, familia mía, noble sangre que cabalga siempre en mi auxilio, que esto entre tu y yo es una brecha que se abre y se cierra como un silencio que se corta de extremo a extremo, al sonido de los pianos, de tus panderos y mis trompetas, de tus botas y los recuerdos.
...................................................Es una larga caída, es un largo camino abajo como dice Zach, que lo que sea que revolotee hoy en las cadenas del efecto mariposa en esta tierra de adultos, del ahora y el después, me eleve al “espiral de tus ojos, que se siente como nacer”.
Entonces dime, como hago para colarme en tu cintura y tu mano que ayudara al navío de mi existencia, lo hago, brinco y caigo, sudo y vuelo hacia tu desesperanza que embriague y rece, por mi, por mis caídas, por la estúpida manera de venerarse la ausencia, mi ausencia,

......................................................................que sin tus parpados de espiga, se siente como morir envenado y el verdugo, es uno mismo.

Tú, eres y serás todo.


...........................................................Tú, eres y serás todo.

...............................................................Desde aquí a las últimas batallas donde por milésima octava vez finja ser yo, Aquiles, Vlad Tepes, Atila el Huno o solamente un bárbaro cualquiera. Pero que destroce inhumano, las últimas horas de guerra a esos impíos momentos que entretejen sus hilos en mi dermis de ausente, por que soy un ausente melancólico que no ve más allá de la bruma hasta donde te ocultas tú, tú, siete veces tú y lo que arde en mi pecho vivo.
............................................................................................................Ese pasillo es una brecha enorme paseándose horas entre los ladrillos que construyen nuestra casa de seda. Pero es importante entender la psicología de esta distancia mortecina que poco a poco también, apaga las luces mías, nuestras, tuyas y de todo eso que sufría a hemorragias, las noches vagas de sus dedos.

............................................................................................................Ayer mientras comía alevosa esos minutos de ausente en otro domingo inútil, como todos los domingos, tenía la sensación de que ese monstruo dentro de ti sigue y gime, a las cosas que no bebe de día. Es cansado para el cuerpo y el alma seguir, aquí, varada, en el terreno baldío a tu sombra, pero yo como el monstruo también sigo, también persisto acomodada en el capullo de tus piernas monolíticas donde emana el agua creciente de nuevos imperios, que como yo, también buscan diario ser conquistados por una vida que se edifique por arte y sexo.

............................................................................................................Tú me elegiste a mí, presiento, por qué aventaste los ojos y la daga, mantuviste el bajo perfil permanente en mis orillas, para agazapar así, desnuda, pintada con óleo el cuerpo, monocromático, polifacético, nutrido enorme, todos estos tristes bordes morenos de mi constitución humana.
............................................................................................................Y así ya, con tus garras de hombre-mujer muy estudiado, creciste hasta hoy insigne, sin aparentes derrotas, así, con el cabello más buscado de caníbales sin ropa, viniste con una egolatría tirana que asesina, más eterna que la muerte, como la tela de tus blusas, el olor a lluvia que nunca muere

............................................................................................................Tú fuiste, tú eres, y serás todo.

Elecciones nocturnas




....................................................................................Yo te elijo, te escojo, entre todo el bullicio de gente afuera en mi puerta, que pregunta si aun respiro enclaustrada entre las cenizas de mi habitación.

....................................................................................He decidido hablarte a ti, sólo a ti, para que cures mi herida de ausente, te escojo, entre estos días azules, esta idiosincrasia en el país de desasosiego serás tú, quien vende la estría, una estría es una brecha que nace desde el cuerpo, a través de la piel y algún vello mal colocado que parió temblores.

....................................................................................Y la boca será elegida, todo en ti será elegido para inundar este muelle vacío que por las tardes se atiborra de agua y por las noches en su flagelada garganta, no pasa respiro y dirás, entre todo los trapos viejos de la acera, que yo vendré un poco, un poco mas anciana y arrugada, como la manta con la que se cubre el indigente huraño.

....................................................................................Es largo el camino ves, pero tú – vos – nosotros, bajo la sombra de los árboles que nos tapan un poquito los rayos de sol a las 4:00 de la tarde, es sólo un poco, para recorrer la calle que nos llama, que quiere ser caminada “como una lujuria en su cuerpo”, que nos pide lasciva los pies.

....................................................................................Hay algo acerca de la tregua con uno mismo, hay tiempo, hay espacio, hay ojos que se incrustan en los techos, se amarran y tal como madre protectora no quiere ni va a soltarlos. Hay algo, acerca de las paradas de autobuses y el frío, hay algo, un borracho, el viento, el hotel, el aliento con alcohol que me hace desear ahora el regazo de una mujer desnuda.

....................................................................................Yo me senté para llorar un poco, para extrañarle un poco, de una vez quizá, por última vez tal vez, con esas ganas amortajadas a la suerte y las trompetas, una nostalgia trompetera que me viene a rodar razones al hueso populacho de los gritos.

Psicología de una costra




Esa herida tuya,

aún no se seca en mi piel,

y me habla a veces
y me dice,
que es diferente tu tejido
a mi trémula carne veterana.

Cada hombre es un recuerdo,
y todas las mujeres son heridas,

sonoras marcas en el cuello asfixiándome,

no somos, y no seremos escozor de los huesos
moribundos de nuestra ciudad empedernida

ni esa raya en tu pavimento
de entrepierna,
ni mis blancas horas añejándome.

Ese sangrado tuyo y mío,
tiene un palpitar desenfrenado

y se corta las sobras por egoísta,
por elocuente cobarde,

por hedonista de amores.

Todo fue un despilfarro de cosas
en mi ciudad de clavículas
muy eminentes,

acaso bajo la sombra borrada
de tus silabas,
¿se pasea un grillo
anunciando la muerte?

El deceso,
de todas estas
– mis cosas -
con olor a un rincón muy viejo



hará una costra morada,

que necesitará mil Pangeas
para después poner todo este
-mi mundo-

en orden.

Abandono que espera




Pido por mucho a veces,
-mátame aquí-
...........................-mátame ahora-
tú voz no enjuaga la sangre

que triste sale diario desde mi vientre
copado de angustia,
mi ansiedad pesada que amortaja
-de a poco-
la piel de todas mis cosas abandonadas
por mi misma,
por deseo, sin remordimientos

a dejar, a dejarme olvidada
en un rincón lleno
de piedras congeladas y austeras,

hoy sabes, si que sabes que
desde mi ruego con grietas
te imploro como la lluvia,

de que sirve brincar un precipicio
con salida al fondo
y puerta trasera al final de su
epicentro abismático, yo no sé

no sé donde encuentro el hueso
para unir tu brazo con la mano mía,

pero no puedo apresar las horas
en que mi muerte te busca y mi
inmutado cuerpo vertiginoso

te observa y espera.