martes, 29 de julio de 2008
Escribir un domingo y la TV
sábado, 26 de julio de 2008
Alejandra, algo sabe
Hace unas horas le conté a Alejandra cómo me volví a enamorar de ti, y en un solo día. Quién lo iba a decir. Quién iba decir, en un viernes a las 7:48 de la tarde, que a orillas de una ventanilla de automóvil todo el asunto sería tan rotundo. El chofer me dejó fumar mientras se subían los demás pasajeros, ya sabes; “fúmele señorita, pero cuando se suba alguien lo apaga de favor”. Ha de ser que me veo más bien como un hombre simpático, o un tío cualquiera. Un tío, que cuando ya está muy ebrio le dice al de a lado “te quiero un chingo güey”. Y no es que yo no lo diga, tú sabes. Es solamente un ejemplo. Tú aún no entiendes mi concepto de estar enamorada. Será, tal vez, que nunca hemos dado una madrugada de esas muy tuyas y muy mías para explicárnoslo, pero explicárnoslo bien, de claro. De definitivo, y con una sinceridad que sobrecoge al más discreto. O al más cojonudo. O a la mentira más acojonante. Alejandra, vuelve a mí como vuelven las cosas que se van, y nunca esperan. Vuelve de una manera privilegiada, de esas cuando no transcurre el tiempo entre dos personas muy amigas, sin conocerse demasiado en realidad. Ella es apta y perfecta para saber como me volví a enamorar de ti, y en un solo día. Y quién lo iba a decir. Quién iba decir que en un día, si antes me tomó mucho tiempo. Meses, la verdad no recuerdo. O si, quizá fue ese día explosivo en que te conocí. Desde las primeras tres palabras. Lo que tarda uno mismo, en darse cuenta. No sé. Igual, debió ser mucho. Es muy grande el espacio entre un te quiero, y un te amo, en medio de un te espero, un te extraño, o ¿qué día es hoy? Ah sí, sí. Una brecha que siempre, entre tú y yo, se abre y se cierra. Como los pulmones se llenan, se vacían y también se enferman. Hay de casos a casos. Pero no le conté a Alejandra que hoy me tropecé muchas veces y que la gente se rió, se rió y yo volteé nunca la mirada. Existían eso sí, los ojos intensos que dicen me ha heredado mi padre, y que a él se los regalo el abuelo y así. Todo eso existía a través de las calles. Y las manitas en los bolsillos. Una carita acomodada de tal forma para que se pudiera pretender, que si tú no ves a nadie, nadie te ve. Alejandra tampoco supo de mis palabras masticadas durante todo el día; “¿quieres casarte conmigo?, estaremos de Luna de miel hasta que me dejes”. Luego fingiremos un divorcio apresurado. Alegando diferencias irreconciliables. Por que de Al Pacino yo prefiero Scarface y tú El padrino II o Carlitos’s way. Que yo elijo a Yann Tiersen y a Morricone, tú a John Williams, Hans Zimmer, o a Danny Elfman. O lo que es peor, es que no conoces a ninguno de los nombres mencionados. Algo tendríamos que inventar. Dicen de nosotras; dos mujeres impresionantemente acojonantes. Pero todavía no sabes de mi definición de estar enamorada y hoy no te la voy a decir, pues hoy sería muy prematuro. Nuestro amor, hoy sábado, es tan prematuro. Como lo fue mucho antes de todo eso tan rotundo recargado en la ventanilla de automóvil. Y lo que vino después, algo así como una duda añejada de “qué rayos somos”. Yo me cubría la cara cuando se me venia de golpe la mirada o la sonrisa tuya, con la pálida luz de esa habitación color blanco. Ella no me preguntó algo, es natural en ella darse cuenta de a poco y en silencio. Al menos eso creo, ya sucedió antes. Pienso en Alejandra calidamente, sin más, sólo se enteró de primera mano como me volví a enamorar de ti, sin decir una palabra. En un solo día, y quién iba a decirlo. Quién iba decir que sería ella la primera en descubrirlo tácitamente. O que pienso más en ella justo ahora que te escribo, aunque te ame a ti tanto, tan fucking so much, y tú no sepas cómo es hacerlo. Manejarlo. Como es estar enamorada así. Y que hace unas horas, te confieso, era mucho…pero mucho, mucho menos.
jueves, 24 de julio de 2008
Cartas III
domingo, 20 de julio de 2008
Integrations/Integraciones de Pablo Neruda
Translation by William O'Daly
Integraciones
Después de todo te amaré
miércoles, 16 de julio de 2008
Fragmentos simples
domingo, 13 de julio de 2008
Y papá, allí, bien ido.
En su sofá con el vado,
y la panza saltona.
Pienso que,
efectivamente me parezco a él,
¡ah! tantos gritos…
Mi planta acuática ha muerto.
Le pregunto a mi madre,
“qué putas con mi planta,
el martes crecía bien bonita,
y mírala, toda muerta”
Ella no sabe, o pretende no saber.
Qué mierda. A veces pienso que los gritos,
son como el llanto del silencio.
La gente acá para cansada de vivir.
Del dinero, de los gastos.
Hasta de la lluvia, pero yo de la lluvia no me canso.
Aunque te arrastre como el otro día,
y hasta el asco.
Ah, como grita mi madre.
O como me grita a mi.
Luego le da pena mi cara de “ah bueno..”
y me dice muchas veces “hija, ven…hija”.
Y papá allá en su sofá con el vado,
y la panza saltona.
Viendo Discovery Channel,
o el de la Historia,
yo
que
voy
a
saber.
jueves, 10 de julio de 2008
Quedarse dentro
Cómo no llamarle por su nombre a las “cosas”.
Y te sigues así, detrás del párrafo y sus tildes,
escribes, por si aciertas: “ani ohev otaj”
en cualquier vidrio mojado,
te estremeces mientras te fumas un rojo
entre la sombras,
…………y, ¿qué queda?
Vas por ahí jalando tus hilos del desastre,
como un títere entre carpas incendiadas,
enseñando la lengua a los arlequines.
Cómo no llamarle a esto “necesidad oblicua”
o necedad, enfermedad,
o algún desorden alimenticio.
Cómo respetar el silencio que trae consigo
la muerte de mis ganas.
Lanzar esa mirada de te amo, pero te odio,
luego reírte por que de nuevo perdimos el partido.
Ah y ya sabes, luego they say; yeah, you know,
para explicar algo que no se explica.
Ah si, sí. Pero cómo le explicas que te estas muriendo.
Que el puto cartero no llega,
que la colonia Moscú se inundó
con esta piltrafa de huracán que se formó en el Atlántico.
Que los relojes nos comen. Y así.
Pero, cómo sobrevives al día, sin música.
Del ella, música. Del ella, poesía.
Cómo no llamarle poesía, a lo que es poesía.
Oh, pero si estas jodida. Y que desastre eres.
Marcela te dice que seguro el estómago, te sangra.
Yo pienso que si de algún lado sangro, ha de ser por ti.
Cómo, cómo, cómo.
Mi cuerpo se aferra a las preguntas, siempre.
Lo mío es complicar lo simple por ejemplo
decir “quiero coger”, y no coger.
Y qué lenguaje de camionero tienes.
Ah si, sí. Cómo arde. Cómo duele,
llamarte y despolvarte de mi mente sinuosa.
Llamarte como decir cosa, o costumbre.
O “me pasas el cenicero”, “me lastima el Jazz,
el Bossa y más, Debussy”.
Cómo rematar, este jodido poema,
que no es poema, pero lo he hecho yo.
Oh, y llueve. Me llueves, llovemos.
Cómo decir que dan ganas
de meterse a un charco,
buscarte allí, transgredirte,
raptarte,
cambiarte el nombre
fundirnos un poco,
hasta no buscarnos nunca,
y quedarse, amor, dentro
.....................dentro.
martes, 8 de julio de 2008
07.07.08
miércoles, 2 de julio de 2008
Alborada
Llámame “amada”,
llámame “hora”,
“luz apagada”,
“corredor vacío”.
Llámame desde donde no sale más,
el lamento con que nos necesitamos,
tan fuerte, tan violento
como sólo tú y yo sabemos
vengar la ausencia.
Llueve mucho estos días,
apenas julio
caen
…..caen,
lentamente
todas nuestras pertenencias
a no sé donde.
La humedad en las paredes
me hace llorar.
Y el oxido,
que no sabe que
ya es muy viejo,
no se cansa de ser,
de brotar bajo la lluvia.
Como un vaho raquítico e insistente,
como el aliento desde la boca
de lo ya muerto.
Estoy cansada de ser nadie.
Si me hablas, llámame
“sombra”, “nube”
“ojos caídos”.
Lo que nunca tengo
ni se deja ver.
Llámame “amada”,
llámame “hora”,
“luz apagada”,
“corredor vacío”.
Pero no me llames así,
sin un nombre.
Como si no fuera tuya,
como si no temblara
cuando te acercas
sigilosamente
desde una esquina,
dolorosa y fatal.