“Parece que va llover” era una de mis frases favoritas.
- Sí, me decías ‘puedo olerlo, ¿no lo hueles?’, me parecía muy tierno que lo dijeras así, tan espontáneo
- Es que me querías entonces, mucha lo gente lo dice, todos creen de veras entender el génesis de la lluvia
- ¿Qué? Pues no, me gustaba como lo decías tú, porque lo decías tú, por eso
- Qué antes me querías mujer, por eso te gustaba
- Pero yo te quiero todavía, y más que eso
- Hoy estoy azul, ¿verdad que azul?
- Sí, azul. Puedo notarlo, la carita se te escurre como el agua
- Sí, bueno, hay cosas que nunca pueden contenerse con las manos
- Deberías escribir ahora, justo ahora, justo, tan justo que yo voy a escribir por ti, voy a prestarte mis manos
- Seguro voy a escribir más tarde, creí que era un pacto
- Un pacto, ¿con la lluvia?
- No, no, contigo, claro
- Conmigo no hiciste ningún pacto, aunque a veces lo parezca
- Ummm
- Me gusta cuando haces ‘uhumm’ y suspiras, e inclinas la cabeza, como si de pronto te quedaras sin aire, creo ese era mi gesto favorito, y el de los ojos en no sé donde
- Tu cuerpo
- No, no ese no, ese siempre lo odié
- ¿Oh si? Lo presentía pero no estaba segura
- En no sé dónde, que no es mi cuerpo; no me gustaba que te gustara mi cuerpo
- Bueno …
- Sí, no me digas más. En no sé dónde me refiero a los puntos en el aire a los que siempre te aferras
- Como el equilibrio
- La mirada y el equilibrio, sí, algo como eso
- Parecido a eso
- Sí, ese y el de “te odio tanto como te amo”, ese también me gustaba
- Ese ya no me lo sé
- Y me alegra, jamás vuelvas a mirarme así, por favor, Waltz…nunca más así
- Voy a escribir ahora
- Bien, me quedo a verte
- No, cuando te vayas
- Y las manos ¿cómo te doy mis manos?
- Déjalas allí, sobre el escritorio
- Chistosa
- Déjalas allí, te digo
- Aquí, aquí mis manos, en tu espalda, ¿recuerdas?
- No, no lo hago
- Mírame, mírame de veras
- Te estoy mirando
- Bien, sigues siendo ciega, tantas películas te dejaron ciega
- Cierra la puerta cuando te vayas
- Cuando cierre la puerta no voy a volver
- Pero deja, deja tus manos sobre el escritorio
- Llueve
- Pues les pones una manta, pero las dejas igual.
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