miércoles, 10 de agosto de 2011

Sin hacerlo


Te voy a flagelar con un tipo de indiferencia que no has escuchado jamás. Mira, estos juegos son así, permíteme aclararte. Hay algo acerca de la majestuosidad de la música en ello, pero es que es todo arte. Hablo de arte como su tuviese puta idea, pero la verdad…es que no. La verdad que a lo mejor sólo sé traducir algunos sentimientos, algunas fotografías también. Algunos momentos en los que rozo mi piel con cualquiera y luego voy corriendo a lavarme. La verdad que no sé mucho de nada. De todo te hablo pero no sé nada. Y estoy harta de la gente que llega a decirte lo genial que puedes ser y una sólo quiere matarlos a todos. Hay sentimientos así, tú al igual que yo los conoces. Luego estamos dentro de los objetos, y muy frecuentemente esos objetos eran unas copas o un cuchillo. Me trasladaban allí, son indecencias muy mías. Luego solamente era tristeza de un instrumento arcaico, pueblos milenarios que no voy a comprender jamás y también una orquesta sinfónica. Te confunden con eso, sucede que te confunden. Y te haces muy grande o pequeña y temblorosa. Alguien desea venir a cuidarte. Pero tú anotas en un cuaderno viejo: encierra todo en esta hoja. Lo iluminado, lo mágico, las canciones de cuna. Los días cuando la nada ocupa sin espacio los lugares. Los cigarrillos que saciaban el hambre a los diecinueve. Pero al final conocíamos los atajos pertinentes para escaparnos sin llegar al telón. Es un escenario, Shakespeare decía (o es me parece) que la vida era un escenario. Y en estas noches modernas de mi edad veintitrés, colocamos parsimoniosamente todo en sitio de penumbra y luz. La música es sexual hasta los huesos, la amo sin medida, pero pertenezco a mundo donde me interesa que vengas, que venga, que todo venga para marcharme al minuto después. Ves, es lo que te explico, voy a tomarte unos segundos para pensarlo detenidamente. Los sonidos nos gustaran, mis sollozos te gustaran, y cada una de las vidas que voy a destajarte. Así, voy a verte, así desde lejos. Dime, ¿lo comprendes?, no sé muy bien cómo nos llamamos. Traté de esquematizártelo todo. Habemos gentes que llegamos para habitar donde tú no conocías. Tengo la hostilidad de un ser que distingue soledades y juegos pirotécnicos. Excesos y virtudes de folklores, placeres insaciables que te hieren mejor. Ay, casi me sucede extrañarte cuando menciono todas estas cosas. Sin hacerlo.

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