Debería escribirte, debería decirte que hay viento afuera y que el televisor lo apagó una mujer. Hay un murmullo en el barrio, sigue siendo el mismo aun sin nuestro movimiento. No está ese descubrir de crímenes o semblantes que nunca te topaste. Tuve más pláticas que orgasmos el último mes, me olvidé de la hora del té y a veces, sólo a veces, todo concuerda. Todo tiene sentido. Debería hacer permanecer este rostro que adoras, estático, inamovible, debería romper la fragilidad de la voz cuando le hablas a mis tobillos. Y la luz de afuera cubriéndome la noche mientras llueve, como una farola que gotea. Que todo permanezca crudo como estos rasgos étnicos dentro de tu boca. Siempre hay alguien que devora sigiloso los momentos. Son las fotografías esas de las que me hablas. Mi cara, el mal humor, la insatisfacción, el día, la noche. Las interminables listas mías donde apareces al principio y al final para cerrar todos los círculos. A veces es ceguera. Frecuentemente sólo es necedad y fascinación por el otro. Saborear con un respiro el olor de tu cabello, como escribir música, así de repente y comenzarla contigo con fingertips. Debería decirte que he salido a caminar como un fantasma, y que no te he encontrado. No sé de cierto si te he buscado bien. Hay varias esquinas rotas y mudas. Botes de basura llenos de cansancio. Ya no sé realmente si importa estar tan guapa, y vestida de rojo un jueves por la noche. Si realmente se debe ser amable con el mundo y sonreír dentro de todos los vasos, para luego estar sin nada. Sin nada completamente, como vacía de ruidos y cigarrillos. Somos a veces esas rodillas desnudas en las escaleras de un edificio, como buscando esa comezón, una irracionalidad de ser. Como buscándote a veces esa noche que llovió muy en el sur, cuando te hice la primera foto de mis piernas, hallándote en charcos y maullidos de madrugada. Debería decirte que ya esto no lo recuerdas; pero entonces respirábamos más vivos, más reales. No había estos pedazos de mi mente haciendo un puzzle para referirme a no sé quién, y no sé cuándo.
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