Esta es una serie de momentos tuyos: Tu toque de marfil canario. Los ojos claros. Una sonrisa que creí jamás. Esto soy yo saliendo de casa con solamente una cerveza en la sangre. Dosificada. Esperando a que salgas del auto, para decir: llegué, ya llegué. En medio de eso escribo con minutos cortos, improvisados. Quiero decirte después que lo leas, que al igual te espero el martes. No lo olvides. A veces, siempre, me parece, estamos dentro de un bar, y las voces son demás sensuales y nos invitan –claro- a cine griego/cena/bailar. Parece, incluso, estuviésemos ya, ahí, un lugar que no es aquí. Canto: I dream, I see your face I see, I dream of you, If you were here we'd watch, If you were here we'd see. Que ha sido escrita para ti, y recién la descubro. Y desde ahora es nuestra canción. Tenemos que tener una canción, tú sabes. Por si acaso todos los colores amarillos no nos abandonan. O solamente por bailar. Tener café por las mañana, vino por las noches. Una sonrisa casi silente hacia los hechos: describir como se muere una batería. Amo. Amo tu risa. Es, en realidad, sencillo en toda esa complejidad. ¿Es esto? ¿Es eso? ¿Viramos? ¿Esperamos? ¿Seguimos? Ya ves que cuando hablo, después de todo, nada es demasiado fino o literario. Mezclo cosas que solo nos conciernen a nosotras. Que lo demás sólo es alguien observando todas las dinámicas inofensivas del silencio entre dos personas que quieren comerse la una a la otra, quienes comparten melodías, alcoholes, días sábados. Llamadas telefónicas. Esto no podría ir en un librillo y viajar a la capital de mi país. Es solamente eso. Hablarte. Recitar mis diminutos pensamientos después de bajar una azotea. Ya todos se habían retirado a sus casas. Todas las mujeres se estaban duchando y yo esperando ir al super market por algo más frío para beber. Pero ya sabes, no tengo dinero. Así que de todas formas podría ser mejor así. No sé cómo las horas fueron lentas, ahora, si lo vemos. No deberíamos pedir demasiado a un viejo móvil. Tú seguías danzante, igual que un piano a media luz. Te esperaba. Yo te esperaba aun si las horas no existen. La serie de momentos tuyos: You were safe and warm. I was in your hands. We were moved in time, to another space. Somewhere, not here. Somewhere, not here. Et toujours...So, little time. So, little time
1 comentario:
Al fin llegar, con la idea del batiscafo y Venus en el bolsillo. La fiebre, el temblor, nuestro canibalismo por todo aquello que es absoluto en nosotras, el relativismo de las partes y del todo, algo así como el mar y tú en la orilla diciendo sólo es agua. Tengo tanta sed que me la bebería e iría ebria de océano hacia ti. Quedarme a susurrarte: Estoy borracha de sal, de tus palabras, esas que no llevan solapas, ni epígrafes ni prólogos, esas que no tienen pasaporte D.F. como librito, las que jamás subrayo con fluorescente amarillo, simplemente porque no lo necesito para recordar que las amo. Es un acto sencillo, como las mías cuando te quiero decir -muy al final de la noche- “No se ha terminado la cita, mi vida, aún no hemos bailado nuestra canción”
M.M.
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