Yo voy a decirte: No. Te gritaré a lo sumo: es ideal ésta condena. Y que solamente veo de lejos tu oreja arrugada. Sino suponiera su perfección, sería deforme. La observo no timidamente entre tu cabello largo y cenizo. Entre lo que parece viento, y el Sunday. Es una fotografía muy sobrexpuesta. Aquí digo mucho “Sunday” ,“comment”, “great” and “see you later”. Pero aquí no habitas tú. Y cuando termina la jornada de trabajo , me nublo. O su opuesto. Y hago tomar un teléfono móvil. Y después buscar mi oreja –tan diferente a la tuya- para alcanzar notas agudas a las seis. Luego escuchamos canciones viejas todas nosotras, las mismas. Siento de a poco una sensualidad danzando al ritmo de mis dedos, ese acto sensual. Mis manos escribiendo. Y escribiendo-te. No podría hacer mucho además de eso. La gente aquí me reprocha que no tengo para comer. Que no tengo dónde vivir. Pero igual esclavizo esos ojos mios, antes tuyos, a las blancas y planas pantallas de ordenador. Vuelvo como se retorna suavemente a los vicios. Es una acción casi sumisa. Seguido de “ya no voy a fumar”. O “ya no voy a buscar tanto sexo”.Y al día siguiente era tener una cajetilla llena, azoteas, viento del sur y piernas muy largas. O simplemente había cambiado de identidad. Y ya no me llamaba Ofelia. Ni Jazmín. Ahora estaba enamorada de un hombre y le llamaba temprano en la mañana. Todas esas mentiras que no sucedían al final y no me reventaban las horas.
Cierto día observo unas letras tuyas. Esas colocadas. Por colocar. Engendradas por existir. Dichas y hechas como igual te mueves a contra luz o aspiras el aroma de una almohada. Y me surgen como siempre olas bohemias dentro del cuerpo. Pienso en decirte: No. En volver. En trangredirte. Burlarme de tu presente y tu pasado. Palabrear finalizando: solamente yo. Me desdoblo. Bebo una cerveza puntual. Y te observo: todo el mundo se paraliza en tu oreja. Deforme y absoluta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario