domingo, 31 de agosto de 2008
El sosiego
sábado, 30 de agosto de 2008

viernes, 29 de agosto de 2008
Me es increíble soñar contigo. Era una cosa más o menos así, yo, con el aspecto hippie de siempre, los verdes…los rojos. La cintita en la cabeza. Me regalabas una sonrisa que se compra muy cara en esos tianguis de “no sé qué”. Yo preguntaba: ¿hey, de aquí para acá es tuyo? Y tú respondías: sí, de aquí para allá es mío. Y me gustabas, yo pienso que tú me gustabas y mucho. Luego yo trataba muy mal a una mujer, ella lloraba. Te buscaba por todo el aeropuerto. Arriba, debajo las escaleras. Por la cafetería, donde dice “Arrivals”. Había esas playas con arenas blancas atravesando el sueño. Un cabello largo, no sé si tuyo o mío. Alguna vez, jugaba con esos aparatos donde examinan el equipaje. Yo creo como ayer vi en televisión, a esos terroristas asustar a niños vietnamitas, tuve que soñar con otros terroristas, que nos asustaban a nosotros. A los otros nosotros, los del sueño. Los absurdos, los hermosos. Apenas dolientes. Al menos en los sueños nos vemos. Me sonríes al dos por uno. Con unos pómulos eternos, o algo así como una cara ficticia inalcanzable. Me gustaba mucho el color de tu piel, una cosa así, étnica, de que “somos latinos”. Ahora todo me asusta. Porque cuando desperté, tuve que estirar mi pequeño brazo. Desde las sabanas, hasta donde se encontraba el libro de Sabines. Tuve que leer a Sabines. Como si yo te lo leyera y a esa hora. “Me amaneces, dentro del corazón, calladamente”, decía. Como si Jaime Sabines supiera (o haya sabido), las quimeras que me ando inventando ahora.
Foto: Deviantart
lunes, 25 de agosto de 2008
¿Cuánto tiempo llevamos?

Has pensado, amor, mi amor…
cómo es el día, cuantas las horas
de donde allá y a la distancia de las horas,
de siempre entonces hasta la ausencia,
los días de hastío, multiplicados.
Veníamos tranquilos
con vasijas llenas de nuestra sangre,
sencilla, infantil, tan de antes…
Teníamos el corazón lleno de venas
por todas partes,
la mirada vacía de las cosas airosas
y el pecho lleno,
de un no sé qué vivo,
como un incendio que arde…
Corríamos de aquí para allá
con nuestro amor, joven sinfónico.
Éramos abismo de la gente,
furia encarnecida en nuestro llanto.
La sutileza desquebrajada en lo imposible.
No creíamos, entonces,
que invocar el pensamiento
dentro una brecha
era suficiente para el daño, irrefutable
y al hoy vencido,
no sé ni a cuantas horas de distancia
…………………………..está mi nombre.
Ni tu nombre,
ni un espacio calvo de tu nombre
yaciendo
………………….sobre mi mano.
Sólo conozco el día
y los abrazos que nunca nos damos,
tu sonrisa tibia que no me llena la boca,
la rutina tan fija al retraso de decir:
ya he llegado, amor, he llegado.
Yo he pensado en nosotros,
esto, nosotros
y el tiempo, los segundos y las horas.
Tan leves e indiferentes como una pluma,
tan simples como las ondas…
y que aún no alcanzan a llenar nuestros vientres hambrientos,
desnutridos, llenos y con hambre .
Somos tan lentos, amor
… ……………………apacibles.
Hermosos seres cambiantes.
Yo nos amo. De veras, nos amo.
Pero, ¿cuánto tiempo llevamos?
………………..Adentro, afuera.
Por encima y por abajo.
Sin nosotros, cansados,
de amarnos sólo a nosotros
y a nuestra avidez insaciable…
Y cuánto más nos escribimos
está historia exorbitante,
hasta dónde el grito de la ruina,
el quejo, el nulo instante que nos viene
… ¿Cuánto
……….tiempo
………………..llevamos, amor?
y hasta cuándo continuamos,
con este esqueleto de palabras,
que todavía nos sostiene…
viernes, 22 de agosto de 2008
V
jueves, 21 de agosto de 2008
IV

De allá, de tu sonrisa,
hasta el abdomen creciente
en mi cuerpo de pájara.
Por aquello a lo que llamamos
libertad de espíritu o de cuerpo,
por eso, de tener alas encarnadas,
hondo en el abismo de la espalda.
La idea de ser de ti, es
caminar atada a una hermosa cuerda
con jirones tuyos. Del ser tuyo al ser mío.
Como que no existe espacio;
ni esa piel que nos separa estorba
o que nos estorba separándonos.
No me molesta incluso,
la jaula que suponen
las paredes de tu cuerpo,
y los túneles, separados por tus muslos,
pasillos con una oscura profundidad,
vacua donde seguro tienes más cuerpos halando…
o encajados muy adentro.
miércoles, 20 de agosto de 2008
III

Cuando un tema de South San Gabriel,
me gusta demás y lo escuchamos,
como si estuviésemos vivas solo para eso,
y sólo para eso.
Después de caminar toda la tarde
y el cielo es tan de humo
sobre esas calles empedradas
con cercas verdes por la hiedra.
Después, de haberme presentado a sus amigos
y el “disculpa si no te toca,
es que es muy maniática”.
“Adiós Jazmín”. Adiós y ya.
Ah…es grato pensar que descanso
después de un largo día
y en sus piernas.
Y llorar nada más
por que podemos hacerlo,
ahora podemos hacerlo
y vernos la cara,
hinchada de tanto desear
que el resto de la vida no se termine nunca
…una llora en momentos como esos
por que esta vida dure, se llora,
por que el cuerpo está tan lleno de luz…
que no soportas pensar ni un instante
cómo sería soltarla de una vez…
y de hecho, que todo esto fuera cierto.
lunes, 18 de agosto de 2008
II

Gusto de pasar la tarde viajando en un automóvil corriente.
Cuando aún el sol, y a miles de kilómetros, se duerme o muere,
clandestino.
Y el ambiente se torna de un color amarillo verdoso,
bajan esas cortinas de metal en las tiendas,
alguien transporta varias cajas con ropa.
Y yo, distraída, cierro mis ojos justo en medio de la calle,
para afirmar que mis tardes
………siguen siendo, absolutamente tuyas.
domingo, 17 de agosto de 2008
I

viernes, 15 de agosto de 2008
Un día de estos vas a entender...
Pretty woman, look my way
Pretty woman, say you'll stay with me
Cause I need you, I'll treat you right
Come with me baby
Be mine tonight ...
miércoles, 13 de agosto de 2008
Coherencia

Me pregunto ahora por qué no te doy todo el amor que te tengo. Pienso un poco en que, no te lo doy por que así está bien, si te lo doy morirías y yo contigo. Me he atado de pies y manos para no devorarte cuando te encuentro, cuando te veo, cuando te siento presente en mis pasos. Sobrevolando las horas sin sueño, incluso los instantes de fiebre…y aquella inflamación de labios y sudor a media noche. Me pregunto, cómo es que no te digo con aspecto cansado, que pienso en ti cuando leo una novela sobre la guerra civil española. Que pienso en ti cuando despierto y todavía, me fluyes desde las entrañas esperando un derrame de versos difuntos que caben bien en los oídos. Que pienso en ti, cuando muerdo una uva y todo su jugo viaja caudaloso a través de mi lengua, y pienso entonces que es tu lengua y me esclavizo un momento a tu boca, como si tu boca me besara de veras. Entonces me detengo, tengo como un asma improvisada que nunca he tenido, trago saliva y quizá lloro un poco, por qué amanecer aquí nunca ha sido bello o muy “café y cigarrillos”. Mientras sigo haciéndome preguntas y no me respondo. Parece una duda insondable siempre por la vida y sus personas, y sus momentos de infamia. Me imagino leyendo sin fin hasta que escuches, comprendiendo, que no hay nada más aquí que aquellos trazos moribundos, extasiados por tener una forma de tres dimensiones y que alguien como tú, o como yo, les acaricie la esquina que les duele e incomoda… Ah…a ratos es fácil saber por qué no te doy todo el amor que te tengo. Si pienso y me detengo al son de un Saxofón cualquiera, al sonido saliente de una habitación vacía y nada más….por que no eres. No eres aquello que se sueña cierto día muy preocupado. Tuve ese día, cuándo. Las tardes venían forradas de un terciopelo viejo y oloroso a encarcelamiento prolongado. Y desaparecíamos. Tuvimos un segundo para pensar en el sí o en el no. Tuvimos un segundo nada mas, para decidir, de allá para acá, todo esto. No sabíamos, digo que no sabíamos en realidad. Ahora me veo con una bolsa de SOHO esperando en la parada del autobús azul -llorando un poco -pensando en todas las maneras en que pudimos hacerlo mejor. Cómo arrancarse la cara, esa cara ajustada tremendamente deforme. Me veo, de nuevo ahí esperando, cuando se me dobla mucho el cuerpo, este cuerpo pequeño siempre a la derecha, desde la cintura hasta donde alcance llegar el mismo cuerpo. Nunca es mucho. Nunca es demasiado como ese amor que no te doy ni te daré nunca. Por que es sencillo, aquí jamás se hace un espacio para lo que ya no viene, aunque se le piensa. Se le ve desde una ladera congelada, y se lucha contra la gravedad de lo que sigue. Aun. Aquí nunca serás como un refugio, la casa vieja de algún pueblo lejano, ni serás el amor. Serás nada más un punto frágil en el mapa de mi torso. Donde a veces clavábamos el destino y la estancia. Yo, te invocaba desde la ventana de autobús, tarareando la voz de Tom Waits y no pensando exactamente en ti, por que Tom Waits le pertenece a otra persona. Pero te invocaba mientras revisaba la bolsa de SOHO y olía lentamente ese morral de Sarajevo, sin embargo era todo tan igual. Tú serás, el lapso caótico de una tarde, o de las mañanas cuando en toalla y con lentes viejos, te escribo. Mi llanto, mi alegría, todo lo que pude dar que no te doy. Un diminuto escozor en mi boca que delata que eres tú, nada más tú. Un dormitorio hueco de susurros de los “te amo…cómo te amo”. La mujer que espere siempre. Y este dolor profundo que nace, cuando lo sé, cuando me doy cuenta, que no lo eres.
domingo, 10 de agosto de 2008
Estoy, abandonándome.

Estoy, abandonándome. Te abandono. Pienso en un escrito que te he hecho donde digo “estoy enferma de ella”. A veces es todo muy así. Muy miércoles, jueves y viernes por la noche. Todavía más el viernes. A las seis de la tarde, ensayo para el día de la graduación, y que mierda. Ni siquiera me ven en la fila y cuando de repente sale una maraña con pelo ya saben que estas ahí. Ahí de la única forma en que puedes estarlo, medio, y con ella. Medio ahí y simplemente afuera sentada por última vez en ese estacionamiento. Estoy abandonando todo y tengo un mes con dos semanas para hacerlo. Por ahora vamos en dos autos diferentes a cenar a sitios, que si bien no son buenos restaurantes, tienen unos bonitos faroles dentro y todo mundo anda uniformado, te habla muy de “señorita, qué desea”. Donde, algunas mujeres suenan como si fueran las dueñas de Tampico o al menos de
Sé de lo bellos que son los amigos. Ya en el 4º bar de la noche, el mejor, todos bromean acerca de mis jodidos pechos, que si los presto, los acomodo o los muevo al son del reloj y del baile. Pero son tan bellos, los amigos son tan bellos a esa hora. Se paran tan caballeros, y te invitan a bailar por que jamás irías tú a invitar a alguien, ni tampoco le dirías que sí al de la mesa de junto. Pero igual, nadie va. Y es que he de ser muy fea. Rodrigo debe mentir mucho o estar muy al pedo cuando dice: si me das un beso, te compro tus cigarros. Y es tan rápido mandarlo muy lejos, a pensar mejor lo que dijo. Él está bromeando, lo sé. Ha de ser hermoso cuando miente. No sé yo.
Estoy abandonándome, lo siento, por qué ya como a las cinco nos paramos en cualquier puesto pequeño a pedir de favor me dejen entrar a su baño, claro, Rodrigo lo hace por mi. Después, vuelve a restregarme lo que pierdo rechazando ese beso. Lo bueno que no confío en nadie, ni él tampoco. Y Marcos me pregunta súbitamente por quién lloré el sábado pasado, que él haría cualquier cosa por mí. No le he dicho nada. Con él aún me falta valor o simplemente para todo, a las seis de la mañana y por las calles de está ciudad, no hay ganas para ese “todo” que podría hacerse. Aunque ya te han llevado a comer a Tortas “YOYA” y somos fugitivos de los tipos que manejaban un Jetta. Al pasar frente a la laguna, viendo el amanecer…no sabía dónde me había dejado, no sabía…
jueves, 7 de agosto de 2008
Ah...ahora que recuerdo...
martes, 5 de agosto de 2008
Yo no puedo, justo ahora.

domingo, 3 de agosto de 2008
Tanto alcohol moderado

Vamos a ver… Sí, la cosa está así. He descubierto de pronto que “tipo así” me he vuelto alcohólica y ya no me está gustando. Digo, por que todo mundo espera eso de mí… y eso es tan aburrido. El otro día mientras daban Una mente brillante, el chico genio amigo del personaje de Crowe, explica que la “cruda” no es más que un estado donde, en realidad, es como cuando vas a morirte. Luego la resaca matutina mereció un respeto especial. Hice entonces, la cara de Amelie Poulain después de tomar aquellas fotos toda la tarde, mientras mira los desastres provocados en el televisor….el choque, un incendio, el caída de un avión. Sólo Amelie lo entendería…si…Ah sí, la resaca matutina o más bien, de esas a las 12:00 p.m. cuando aún estoy más arriba que abajo. Cuando aún resuena en mi cabeza lo simple que pareces cuando estás muy drogada. Y lo inútil que me hago yo, nada más, por llamarte. Y aún no me levantaba del piso. Ya para cuando llegó Marcos, él sabía que la cosa había estado feroz. Que si toda la botella de Vodka, que si a lo mejor la rubia llevó un hombre, por que ya sabe, que yo por ahí no le pego. Que si ya confesé por fin que eres tú lo que me mata. Si cuando llamé, ella sólo dijo: cuando tú quieras contarme…lo harás. Y que me abrace, así…con el “ya…ya…llora, anda llora”. Es increíble cómo, cómo, cuando estás al pedo te observas desde afuera en una escena muy corriente, diciendo ¿esa soy yo?, esa que llora ahí, ¿soy yo? o...are you talking to me? Oh sí, te ves desde afuera y lloras. La rubia es en ese instante la cosa más adorable que existe sobre la faz de la tierra. Y no pregunta nada, ni dice mucho, si acaso: le hubieras dicho nada más “¡pues chinga tu madre!” y bueno, yo no lo haría. Que a lo mucho digo carajo, o “puta madre”, pero que con la tuya no me meto. Aunque somos tan México. Y me encanta, yo no me voy a ningún lado. A ti te ofrecen el mundo para habitarlo, pero yo, aquí me quedo. Me quedo aquí con mi descubrimiento del alcoholismo, y de cómo el cine me gobierna la vida. Al menos es domingo, por que hoy veo cine japonés a las diez de la noche y de pronto, quizá, me olvide del alcohol, de que no he comido, de que a lo mejor mañana en la universidad me dará un poco de vergüenza ver a la rubia. Ya que, cuando yo reciba un mensaje en el móvil y haga esa típica sonrisa muy Waltz, ella me dirá despacito;
“dile chinga tu madre…respóndele...chinga tu madre”. Y bueno, yo no puedo.
viernes, 1 de agosto de 2008
Cuando a veces pienso
