Yo diría aquí, desde aquí, que lo nuestro es como un tumor aferrado. Idílicamente, un amor de esos de los que nos cuentan o pensándolo mejor, de los que casi siempre no nos cuentan. Y no lo minimizo, pero he pensado. Él sabe que he pensado en dejarte. Ser, ser sin mí. Sin esas dudas de mí. Después supongo te lo dejo todo a ti, a que decidas. Sucede que me pregunto cómo es la vida sin ti, también. Sin ti en como eres ahora o como lo has sido siempre. Pero ahora, conmigo. Amándonos así. Con una extraña manera de enterrarnos las uñas y decir entre dientes: sí, eres tú…eres tú. Y que tú lo niegues. Que me digas en mi cara que no puedes. Y yo, llore mucho un sábado allá por la madrugada más por mí que por ti. Más por todo aquello que me ha dolido durante el último año. Y somos tan jóvenes, aún tú más que yo. Pero a esa edad tuya ya eres fatal y asesina. Y me dices a mi asesina alguna vez. Aunque sea por esa fatalidad por que te amo y lo otro. Lo otro que eres tú. Desde lo que envicia, lo cual aún no te explico. Debe ser más que eso dirás, y lo es, te lo juro. Nada más que hoy me invade eso del tumor. Es que a veces soy tan cínica, de pronto pasa que te extraño y la casa está tan vacía. Sólo llena de mis piernas cortas, mi falda, la ausencia de sostén. Los cuadernos. Y tú propia ausencia, que no me explica nada.
3 comentarios:
Yo aquí escucho algo que suena a The Gathering, un poco a ti...
Yo me sumo en la tristeza, tú en el alcohol, y luego yo en el alcohol y tú en la tristeza. Pero qué será de nosotras...
No entiendo nada, ni siquiera sé si quiero hacerlo. Todo se suicida un poco aquí, mi cama, mis zapatos, los libros, las fotos... es un gran sepulcro esta habitación. Y tú no vienes a rezar por nosotros... Deberías hacerlo mi amor...
Exacto, diste en el sitio correcto...
Esto, esto es un tumor...
Y a veces los dolores son tan intensos...
Puede matar, pero tienes razon...
Te adoro, ojala eso nunca duela.
Sí, soy una maldita alcoholica...
Waltz
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