TODO SE ESTANCO. Era así, vacío, demacrado, inútil. Lo que fuera que sea eso, está estancado y vacuo. Moribundo. Es bello el viernes si hay tormenta, si por la noche me viene esa mujer desde arriba, cayendo. Y me dice que sus pestañas, no sé qué rayos. Sólo me habita el sonido de las aspas de ese ventilador, otra mujer, y otra…cantando. Este silencio de recamara soltera y nada más. Me puede el silbato del velador y, esa nada. Profunda. Y las certezas que jamás conoceremos. Los hombres, las mujeres. Esa evidencia de que todo es dudoso y cierto, estancado. Que no vamos más, ya no vamos. Me duele la cadera de moverme, lasciva, por las noches y no vienes. Me duele el pulmón derecho de todo el aire atiborrado de esperarte, cansada. La puerta rota, la mano rota, de tocar tan fuerte y tú no abres. Y la basura incandescente que llena los cuartos con tristes llamas que nadie vino a apagar, nunca. Me duelen los huesos con los que a lo mejor, todavía, te amo. Como te has de imaginar que amo yo. Y es, una pena.
Todo se estanco en una semana. Es como cuando llueve lento por días, pero seguro. Como esa bolsa que fuiste llenando de granos perfectos, dos por día, durante dos años. Un hoyo, eminente. Era así, hondo, preciso hacia el suelo. Hasta percusionista su rebote.
Y ya no lo quiero más. Te lo digo así, de la única forma en que pueden decirse estas aseveraciones: Ya no lo quiero más. Todo es una montaña de rocas amontonadas, donde ya no te busco. Ni tú me buscas. El amor mismo ya no nos busca. Es que él sabe de estas cuestiones. Sabe de las hojas debajo de las puertas en otoño, principios de invierno. Sabe de las cartas que nunca serán enviadas, y peor, que ya no fueron escritas. Y a él le duele, le duele sabernos con todo el pecho sangrando ya, por fin, ya, a la posibilidad de abrirle paso a nuestra vida nueva, que nunca viene. Y nadie correrá a salvarlo. Al menos no tú, ni yo. O todo eso estancado, de cuando somos, “juntos”.
Vacíos, demacrados, y de verdad, inútiles.
sábado, 30 de agosto de 2008
TODO SE ESTANCO. Era así, vacío, demacrado, inútil. Lo que fuera que sea eso, está estancado y vacuo. Moribundo. Es bello el viernes si hay tormenta, si por la noche me viene esa mujer desde arriba, cayendo. Y me dice que sus pestañas, no sé qué rayos. Sólo me habita el sonido de las aspas de ese ventilador, otra mujer, y otra…cantando. Este silencio de recamara soltera y nada más. Me puede el silbato del velador y, esa nada. Profunda. Y las certezas que jamás conoceremos. Los hombres, las mujeres. Esa evidencia de que todo es dudoso y cierto, estancado. Que no vamos más, ya no vamos. Me duele la cadera de moverme, lasciva, por las noches y no vienes. Me duele el pulmón derecho de todo el aire atiborrado de esperarte, cansada. La puerta rota, la mano rota, de tocar tan fuerte y tú no abres. Y la basura incandescente que llena los cuartos con tristes llamas que nadie vino a apagar, nunca. Me duelen los huesos con los que a lo mejor, todavía, te amo. Como te has de imaginar que amo yo. Y es, una pena.
Todo se estanco en una semana. Es como cuando llueve lento por días, pero seguro. Como esa bolsa que fuiste llenando de granos perfectos, dos por día, durante dos años. Un hoyo, eminente. Era así, hondo, preciso hacia el suelo. Hasta percusionista su rebote.
Y ya no lo quiero más. Te lo digo así, de la única forma en que pueden decirse estas aseveraciones: Ya no lo quiero más. Todo es una montaña de rocas amontonadas, donde ya no te busco. Ni tú me buscas. El amor mismo ya no nos busca. Es que él sabe de estas cuestiones. Sabe de las hojas debajo de las puertas en otoño, principios de invierno. Sabe de las cartas que nunca serán enviadas, y peor, que ya no fueron escritas. Y a él le duele, le duele sabernos con todo el pecho sangrando ya, por fin, ya, a la posibilidad de abrirle paso a nuestra vida nueva, que nunca viene. Y nadie correrá a salvarlo. Al menos no tú, ni yo. O todo eso estancado, de cuando somos, “juntos”.
Vacíos, demacrados, y de verdad, inútiles.
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1 comentario:
Estube aqui leyéndote, en silencio. Tu prosa me hipnotiza, Waltz.
No te estanques, por favor.
Besos, abrasos y muchos saludos.
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